​En Mateo 26:28, el Señor Jesucristo habla de “mi sangre del nuevo pacto.” Este nuevo “pacto” o “testamento” es el nuevo acuerdo o contrato que Dios ha hecho para salvar a los hombres. La sangre de Cristo derramada en su muerte es el precio del acuerdo, y tiene relación solamente con aquellos a quienes el acuerdo se aplica.

​Argumento  1º

 Este nuevo pacto es diferente del antiguo pacto que Dios hizo con los hombres. En el antiguo pacto, Dios prometió salvar a todos los que guardaran sus leyes: “el hombre que hiciera estas cosas vivirá por ellas.” (Rom.10:5 y Lev.18:5) Pero, puesto que los hombres son pecadores no pueden guardar la ley de Dios y por lo tanto el antiguo pacto fue hecho inútil. En el nuevo pacto, Dios promete poner sus leyes en nuestras mentes y escribirlas en nuestros corazones. (He.8:10). Está claro entonces, que este acuerdo tiene relación sólo con aquellos en cuyos corazones y mentes Dios hace realmente esto. Puesto que es obvio que Dios no hace esto para todos los hombres, entonces no todos los hombres están incluidos en el pacto por el cual Cristo murió. Algunos han sugerido que Dios escribiría sus leyes en nuestras mentes, si sólo creyéramos. Pero poseer la fe, es lo mismo que tener la ley de Dios escrita en nuestros corazones. Entonces, decir como algunos dicen: “Si su ley está en nuestros corazones, entonces Dios escribirá sus leyes en nuestro corazón”, es pura tontería. La naturaleza del nuevo pacto hace claro que la muerte de Cristo no fue para todos los hombres.

Argumento 2º   

El evangelio ha estado en el mundo a lo largo de los siglos desde que Cristo vino. No obstante naciones enteras han vivido sin conocimiento alguno de Él. Si fuera la intención que la muerte de Cristo salvara a todos los hombres, a condición de que creyeran entonces el evangelio debería haberse divulgado a todos los hombres. De otro modo, el propósito de salvar a todos los hombres ha fracasado, puesto que no todos han escuchado. Pero esto no puede ser cierto porque sería contra la naturaleza y la sabiduría de Dios enviar a Cristo para salvar a todos y no asegurar que todos escuchen acerca de esto. ¿Estaría conforme a la bondad de Dios actuar de esta manera? Esto es como si un doctor fuera a decir que tiene la medicina que cura todas las enfermedades en el mundo y no obstante ocultar ese conocimiento a muchas personas. En tal caso, ¿podríamos realmente argumentar que el doctor tenía la intención sincera de curar las enfermedades de todos? Hay un número de textos que muestran claramente, que millones de personas nunca han escuchado ninguna palabra acerca de Cristo. Nosotros no podemos dar otra explicación del “porqué”, excepto la que dio Cristo mismo; “así Padre, porque así te agradó.” (Mt.11:26). Tales Escrituras como el Sal.147:19-20, Hch.14:16 y Hch.16:6-7, afirman los hechos de nuestra experiencia común; de que el Señor no ha asegurado que todos escuchen el evangelio. Debemos concluir que no es el propósito de Dios salvar a todos los hombres.

 Extracto del libro: la muerte de la muerte por la muerte de Cristo, de John Owen

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