Si podemos demostrar que esta alianza de religión y artes representa un nivel inferior del desarrollo religioso y humano, entonces el calvinismo se muestra superior por su misma falta de un estilo arquitectónico particular. Esta es de hecho mi convicción, y les rendiré cuentas por qué.

En esta quinta exposición, que es la penúltima, hablaré del Calvinismo y las Artes. No es la tendencia prevaleciente de la actualidad que me induce a tratar este tema. La adoración casi fanática de las artes, como la incentiva nuestro tiempo, armoniza poco con la seriedad de la vida por la cual aboga el calvinismo. El amor por las artes que está tan en aumento en nuestro tiempo no debe cegar nuestros ojos, sino debe ser examinado de manera sobria y crítica.

Se presenta el hecho de que el arte refinado, hasta ahora limitado a unos pocos círculos privilegiados, gana terreno entre la clase media y a veces incluso en la clase baja. Podemos decir que es la democratización de una expresión de la vida que hasta ahora estaba asociada con la aristocracia.

Aunque el artista realmente inspirado podría quejarse de que la música de piano de la mayoría no es más que tecleo, y su pintura no más que garabatos, sin embargo, el sentimiento exuberante de poder compartir los privilegios del arte es tan abrumador que se prefiere el menosprecio del artista al abandono de la educación artística. El hecho de haber puesto una producción propia, aunque pobre, sobre el altar de las artes, se vuelve más y más la característica de una educación cumplida. Finalmente, en todo esto se expresa el deseo de disfrutar con el ojo y el oído, especialmente en la música y en el escenario. Muchos desean estos placeres sensuales en formas menos nobles y más pecaminosas; pero en otras ocasiones, este amor por el arte lleva a los hombres a buscar formas más nobles y disminuye su apetito de baja sensualidad.

Especialmente en nuestras ciudades grandes, los gerentes de teatros son capaces de ofrecer un entretenimiento de primera calidad; y los medios de comunicación entre las naciones imparten un carácter tan internacional a nuestros mejores cantantes y actores, que ahora los placeres artísticos más refinados están al alcance del público en general, a casi ningún costo.

Además, bajo la amenaza de atrofia por parte del materialismo y el racionalismo, el corazón humano busca naturalmente un antídoto contra esta tendencia, en su instinto artístico. Si no, las influencias del dinero y del intelectualismo estéril reducirían la vida emocional al punto de congelación. Y el misticismo del corazón, incapaz de captar los beneficios santos de la religión, reacciona por medio de una intoxicación de artes. Aunque no estoy olvidando que el genio verdadero busca las alturas del aislamiento en vez de las planicies bajas, y que nuestra época, tan pobre en la producción de arte realmente creativo, tiene que calentarse en las brasas del pasado; aunque admito que este homenaje a las artes por parte del vulgo profano tiene que llevar necesariamente a una corrupción de las artes; sin embargo, aun el fanatismo estético menos juicioso es todavía muy superior a la carrera común por las riquezas, o a la adoración pecaminosa a Baco o Venus.

En esta época fría, irreligiosa y práctica, el calor de esta devoción a las artes mantuvo vivas muchas aspiraciones superiores del alma, que de otra manera hubieran sido muertas, como sucedió en la mitad del siglo pasado. Entonces, Uds. ven, no estoy subestimando el movimiento estético presente. Pero lo que debemos desaprobar es el esfuerzo loco de poner este movimiento a un nivel superior o igual al movimiento religioso del siglo XVI. Si yo abogo por la importancia del calvinismo en el dominio de las artes, no lo hago en vista de esta vulgarización de las artes, sino mantengo mis ojos fijos en el Hermoso y Sublime, en su significado eterno, y sobre el arte como uno de los dones más ricos de Dios a la humanidad.

Cada estudioso de la historia sabe que aquí me enfrento con un prejuicio profundamente arraigado. Se dice que Calvino personalmente carecía de todo instinto artístico, y que el calvinismo que en Holanda fue culpable de iconoclasta, tiene que ser incapaz de cualquier desarrollo artístico. Por tanto, es apropiada una palabra acerca de este prejuicio fuerte. Sin duda, Lutero era más artísticamente dispuesto que Calvino; ¿pero qué prueba esto? ¿Negaremos el reconocimiento artístico al helenismo, solo porque Sócrates, carente de todo sentido de lo hermoso, se jactó de la hermosura de su nariz gigante porque permitía que su aliento pasara más libremente? ¿O demuestran los escritos de Juan, Pedro y Pablo, estas tres columnas de la iglesia cristiana, algún aprecio especial de las artes? Incluso puedo preguntar reverentemente: ¿Existe algún pasaje en los Evangelios de Cristo que aboga por el arte como tal, o busca disfrutar del arte? – Y si tenemos que responder negativamente a todas estas preguntas, ¿podemos entonces negar el hecho de que el cristianismo como tal era un aporte impagable para el desarrollo de las artes? Y si no, ¿por qué acusaríamos el calvinismo solo por la razón de que Calvino personalmente tuvo poco sentir artístico? Y si hablamos de los iconoclastas, ¿nos olvidamos que en el siglo VIII, en medio del mundo griego hermoso y artístico, León Isauro incentivó un iconoclasta todavía más violento, y negaremos por eso a Bizancio el honor de haber producido tantos monumentos hermosos? ¿Me piden más pruebas? Bien, todavía más que los iconoclastas del siglo XVI y León Isauro en el siglo VIII, luchó Mahoma en su Corán contra las imágenes de todo tipo; ¿pero justifica esto la acusación de que la Alhambra en Granada y el Alcázar en Sevilla no son productos hermosos del arte de la arquitectura?

No olvidemos que el instinto artístico es un fenómeno humano universal, pero respecto a los tipos nacionales, climas y países, el desarrollo de este instinto artístico es repartido entre las naciones de una manera muy desigual. ¿Quién buscará un desarrollo de las artes en Islandia? ¿Y quién no percibirá su fragancia en todas partes del Levante con su naturaleza abundante? ¿Es entonces una sorpresa que el sur de Europa fue más favorable al desarrollo de las artes que el norte? Y cuando la historia demuestra que el calvinismo fue más ampliamente recibido por los países del norte, ¿es esta una prueba en contra del calvinismo, que en naciones de un clima más frío y de una naturaleza más pobre no pudo incentivar la misma vida artística como en las naciones del sur? Puesto que el calvinismo prefirió la adoración a Dios en espíritu y verdad, en lugar de las riquezas sacerdotales, fue acusado por Roma de carecer de la apreciación de las artes; y puesto que desaprobó que una mujer se rebaje a ser el modelo de un artista, o que eche a perder su honor en el baile, su seriedad chocó contra el sensualismo de aquellos que no escatimaban ningún sacrificio para la diosa de las artes. Todo esto, sin embargo, solo limita el lugar que el arte debe ocupar en la esfera de la vida, y las fronteras de su dominio; pero no ataca el arte como tal.

Entonces, para ver el significado del calvinismo para las artes, investigaremos tres puntos:
1. Por qué el calvinismo no pudo desarrollar un estilo artístico propio,
2. Qué fluye de su principio en cuanto a la naturaleza del arte, y
3. Qué hizo realmente para su avance.

1. Por qué el calvinismo no pudo desarrollar un estilo artístico propio

Todo iría bien si tan solamente el calvinismo hubiera desarrollado su propio estilo de arquitectura. Al igual que Atenas se jacta de su Partenón, Roma de su Panteón, Bizancio de su Santa Sofía, Colonia de su Catedral, o el Vaticano de su San Pedro, así también el calvinismo debería haber sido capaz de exhibir una estructura impresionante, manifestando toda la plenitud de su ideal. Y que no lo hizo, es considerado como prueba suficiente de su pobreza artística. Por supuesto, se asume que el calvinismo intentó ascender al mismo lujo artístico y no lo logró; que su inflexibilidad estéril impidió todo desarrollo estético superior. En contra de esta acusación injusta, declaro que por la misma razón de su principio superior, al calvinismo no le era permitido desarrollar un estilo propio de arquitectura. A este respecto, tuve que escoger la arquitectura como ejemplo, porque tanto en el arte clásico como en el arte supuestamente cristiano, la producción absoluta y abarcadora del arte se exhibía en la arquitectura, y todos los otros departamentos de arte se adaptaron finalmente al templo, a la iglesia, a la mezquita o a la pagoda. Apenas un estilo artístico se puede mencionar que no hubiera surgido desde el centro de la adoración divina, y que no hubiera buscado la realización de su ideal en la estructura suntuosa edificada para esta adoración. Este era un impulso noble. El arte derivó sus motivos más ricos de la religión. La pasión religiosa era la mina de oro que hizo posible sus conceptos más audaces. Para realizar sus conceptos en este dominio sagrado, el arte tuvo no solamente el círculo estrecho de amantes del arte, sino la nación entera a sus pies. La adoración divina era el lazo que unía las diferentes artes. El estilo artístico y el estilo de la adoración coincidían. Si este matrimonio de adoración inspirada por las artes, con artes inspiradas por la adoración, es la meta suprema, entonces el calvinismo sí es culpable. Pero si podemos demostrar que esta alianza de religión y artes representa un nivel inferior del desarrollo religioso y humano, entonces el calvinismo se muestra superior por su misma falta de un estilo arquitectónico particular. Esta es de hecho mi convicción, y les rendiré cuentas por qué.

Primero, este desarrollo estético de la adoración que llevó a las alturas expresadas en el Partenón y el Panteón, Santa Sofía y San Pedro, es solamente posible mientras la misma forma de religión es impuesta a una nación entera, tanto por el príncipe como por el sacerdote. En este caso, cualquier diferencia en la expresión espiritual se funde en una sola forma de adoración simbólica; y esta unión de las masas, bajo el liderazgo del gobierno y del clero, provee la posibilidad de invertir sumas tan inmensas en estas estructuras colosales y su adorno. Pero en el caso de un desarrollo progresivo de las naciones, cuando los rasgos individuales dividen las masas, la religión también avanza a este nivel superior donde se mueve desde lo simbólico hacia la vida claramente consciente. Esto exige la división de la adoración en muchas formas, y la emancipación de la religiosidad madura de toda vigilancia sacerdotal y política. En el siglo XVI, Europa se acercaba lentamente a este nivel superior del desarrollo espiritual; y no fue el luteranismo con su sujeción de la nación entera bajo la religión del príncipe, sino el calvinismo con su concepto profundo de la libertad religiosa, que inició la transición. En cada país donde apareció el calvinismo, llevó a una multiformidad de tendencias de la vida, quebrantó el poder del estado en el dominio de la religión, y en gran medida puso fin al sacerdotalismo. Como resultado, abandonó la forma simbólica de la adoración, y se negó a manifestar su espíritu religioso en monumentos espléndidos a pedido de las artes.

La objeción de que una adoración simbólica tenía su lugar en Israel no debilita mi argumento; al contrario, lo apoya. Pues, ¿no nos enseña el Nuevo Testamento que el ministerio de sombras que florecía bajo la antigua dispensación, bajo la dispensación de profecía cumplida «es viejo y se vuelve obsoleto y ya está por desaparecer»? En Israel encontramos una religión estatal que es una y la misma para la población entera. Esta religión está bajo el liderazgo sacerdotal. Y finalmente se expresa en símbolos, y en consecuencia se manifiesta en el templo espléndido de Salomón. Pero cuando el ministerio de las sombras cumplió los propósitos del Señor, Cristo vino a profetizar la hora cuando Dios no sería más adorado en el templo monumental de Jerusalén, sino en espíritu y en verdad. Y de acuerdo a esta profecía, no encontramos ningún rasgo ni sombra de artes para la adoración en toda la literatura apostólica. El sacerdocio visible de Aarón en la tierra cedió su lugar al sumo sacerdocio invisible según el orden de Melquisedec en el cielo. Lo puramente espiritual se abre paso por las nieblas de lo simbólico.

En los siguientes articulos continuaremos con el significado del Calvinismo en las artes…

Este documento fue expuesto en la Universidad de Princeton en el año 1898 por Abraham Kuyper (1837-1920) quien fue teólogo, Primer Ministro de Holanda, y fundador de la Universidad Libre de Ámsterdam.

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