“Someteos unos a otros en el temor del Señor”. Este mandato es usado por los que se llaman creyentes pero en la práctica son enemigos del evangelio. Ellos dicen: ¿acaso no fue Cristo quien pronunció la gran oración del sumo sacerdote diciendo ‘para que todos ellos sean uno’? Entonces, preguntan ellos, «¿por qué no os sometéis a este mandato?»
Ellos creen que un texto como éste es el argumento concluyente para el movimiento ecuménico, el argumento para eliminar todas las divisiones, diferencias y distinciones y tener una gran iglesia mundial. Allí se ve la importancia de tomar una declaración como ésta en su contexto. ¿Imagináis que el apóstol Pablo está predicando en este versículo sobre la paz a cualquier precio, diciendo que un hombre debe conducirse liviana y abiertamente respecto a la verdad, y que debería ser flexible, dócil y dispuesto a no comprometerse en cuanto a las doctrinas? ¿Acaso está enseñando aquí una falsa humildad? ¿Acaso está diciendo que la lealtad al cristianismo institucional precede a todas las demás cosas y que un hombre debe poner aparte sus opiniones y adaptarse a la línea general de pensamiento y decir lo que todo el mundo está diciendo? ¿Acaso las enseñanzas del apóstol siguen esos objetivos?
La respuesta es ésta: El apóstol que escribió este versículo ya había escrito los capítulos uno, dos y tres de esta epístola y en ellos había establecido doctrinas cristianas fundamentales, básicas y esenciales. Esta declaración se dirigió solamente a personas que están de acuerdo en cuanto a la doctrina. Aquí no está discutiendo la relación entre personas que sostienen doctrinas diferentes. El presupone que sus lectores se basan en ‘el fundamento de los apóstoles y profetas’ y que están comprometidos ‘en la unidad de la fe’. Al hereje no se le permitía permanecer en la iglesia; era expulsado y los creyentes no debían tener compañerismo con él.
Aplicar una afirmación comunista a la ‘iglesia’ tal como la encontramos en la actualidad, es interpretar equivocadamente la totalidad del Nuevo Testamento. Aquí Pablo está escribiendo a personas que están de acuerdo en cuanto a la doctrina, está hablando de la actitud con la cual aplican la doctrina común, la doctrina sobre la cual están de acuerdo. Si lo interpretan de otra forma, llegarán a la conclusión de que la Escritura contradice a la Escritura. La Escritura nos manda a «contender ardientemente por la fe». El apóstol agradece a los filipenses el hecho de que ellos estuvieron junto a él ‘por la defensa y confirmación del evangelio’. Si aquella otra interpretación fuese acertada, ellos habrían estado equivocados al obrar de tal manera.
Luego recordarán lo que leemos en el segundo capítulo de Gálatas acerca de lo que ocurrió entre Pablo y Pedro. Pedro no tenía tanta claridad en su entendimiento como Pablo respecto a comer con aquellos que no habían sido circuncidados. Pedro, el hombre que había sido tan prominente, estaba equivocado en su enseñanza a este respecto. ¿Y qué hizo el apóstol Pablo? ¿Se sometió a Pedro en el temor de Cristo, y dijo, «Bien, ¿y quién soy yo para discutir con Pedro? Después de todo, él fue uno del círculo íntimo de quienes estuvieron con Cristo. En la carne yo nunca estuve con Cristo; en ese tiempo era un blasfemo y un fariseo. ¿Quién soy yo para levantarme contra un hombre tan grande como Pedro? Debo permanecer callado, debo prestar atención en silencio y orar; y luego hemos de trabajar juntos en un espíritu de amistad y cooperación». ¡Qué cosa tan monstruosa! Pablo en cambio le dice: ‘Yo le resistí en la cara’.
Puesto que Pedro estaba equivocado, lo corrigió públicamente ya que todo el futuro de la iglesia estaba en peligro. Se ve lo importante que es tomar una declaración en su contexto y cuan extremadamente peligroso es extraer cualquier información fuera de su contexto. Es algo que puede llevar a la negación de la enseñanza del Nuevo Testamento. Permítanme darles un ejemplo final de esto, tomado de la segunda epístola de Juan, donde el asunto es expresado con mucha claridad: «Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: bienvenido. Porque el que le dice: bienvenido, participa en sus malas obras». Eso significa culpabilidad por asociación con el delito, (complicidad) de modo que no debemos asociarnos con él.
‘Sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo’ no significa que uno se acomoda a enseñanzas y doctrinas equivocadas, y que guarda silencio cuando se enseñan mentiras. No, porque ello sería una negación de todo el Nuevo Testamento. Además, sería negar algunas de las épocas y eran más gloriosas de la iglesia cristiana. ¿Cuáles son las cumbres en la historia de la iglesia? Una de ellas es: Atanasio contra el mundo. Atanasio tuvo que mantenerse solo contra todo el mundo en cuanto a la doctrina de la Persona de Cristo. ¿Qué hizo Martín Lutero? He aquí un hombre que se levantó contra la gran iglesia papista y XV Siglos de tradición. Ciertamente lo que la gente le decía era esto: «¿quién eres tú? ¿por qué no te sometes en el temor de Cristo?» ‘Sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo’. «¿Quién eres tú?» Sin embargo, él se mantuvo firme y dijo: «No puedo hacer otra cosa, por lo tanto que Dios me ayude». ¿Por qué? Porque el Espíritu Santo lo había iluminado. Lutero estuvo acertado, la iglesia era la equivocada.
Dios no permita que malinterpretemos un texto como éste. Esta es una afirmación que debe ser tomada en su contexto. Pablo está escribiendo a personas que están de acuerdo en cuanto a la verdad y lo que él está diciendo es lo siguiente: «Vosotros que estáis de acuerdo en cuanto a la verdad, hacedlo de la forma correcta; no seáis obstinados; escuchad pacientemente, ser indulgentes en la discusión; permitid que otros hablen, permitid exponer sus ideas; no censuréis a los demás; no condenéis a un hombre por una palabra; estad dispuestos a escuchar; practicad la caridad; haced cuanto esté a vuestro alcance; pero cuando se trate de verdades esenciales manteneos firmes; sin embargo, hacedlo siempre con corrección, en el Espíritu. Háganlo así con humildad, háganlo con caridad, háganlo con entendimiento y con esperanza….
Allí está, a mi juicio, el significado de lo que el apóstol dice en esta declaración vital e importante.
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Extracto del libro: “Vida nueva en el Espíritu”, de Martin Lloyd-Jones