Muchos de los que leen la Biblia tienen un alto grado de conocimiento. Pueden nombrar a los doce apóstoles, las ciudades que Pablo visitó y quizá hasta los reyes hebreos. ¿Pero no habrán pasado por alto lo que las Escrituras enseñan sobre el pecado (su pecado), la justificación (su justificación), la vida cristiana (su vida cristiana) y la obediencia (su obediencia)?
La importancia de la Biblia y el enfoque apropiado para su estudio surgen de lo que la Biblia es: la propia Palabra de Dios. El hecho que la Biblia sea «inspirada por Dios» (2 Tim. 3:16) la convierte en algo distinto a cualquier otro libro que haya sido escrito por una persona. Si bien la Biblia es un producto humano, Dios les enseñó a los escritores lo que debían de decir y los guio mientras lo escribían. ¿Cuál fue el resultado? Precisamente lo que Dios deseaba que fuese escrito. Cuando leemos la Biblia no estamos leyendo los pensamientos de personas como nosotros, que bien pueden ser ciertos o bien pueden ser errados. En cambio, estamos leyendo la Palabra de Dios para nosotros. Y justamente por eso, porque se trata de la Palabra de Dios, no la podemos leer y permanecer indiferentes o sin experimentar ningún cambio.
Ryle escribe: «Cuando leemos [la Biblia] no estamos leyendo las composiciones de unos pobres hombres imperfectos como nosotros que se enseñaron a sí mismos, sino que estamos leyendo las palabras del Dios eterno. Cuando la escuchamos, no estamos escuchando las opiniones equivocadas de mortales, sino que estamos escuchando la mente inmutable del Rey de reyes. Los hombres empleados para confeccionar la Biblia no hablaban de sí mismos, sino que ‘hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo’ (2 Ped. 1:21). Todos los demás libros que hay en el mundo, no importa cuan buenos o útiles sean a su manera, son más o menos defectuosos.
Cuanto más los observamos, más nos damos cuenta de sus imperfecciones y defectos. Sólo la Biblia es absolutamente perfecta. Desde principio a fin es la Palabra de Dios’. Pero la Biblia no es información remota e impersonal caída desde el espacio sideral. El Dios vivo todavía le habla a su pueblo por su intermedio. Por eso es que nos acercamos a la Biblia con devoción, como si se tratara de un lugar santo donde nos reunimos y tenemos comunión con Dios.
….. Pablo escribe en la primera epístola a los Corintios que nosotros mismos somos incapaces de entender las verdades espirituales aun cuando han sido registradas en las páginas de la Palabra de Dios. Pero el Espíritu de verdad nos habla a través de sus páginas para abrir nuestro entendimiento.
“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual» (1 Cor. 2:9-13).
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Extracto del libro “Fundamentos de la fe cristiana” de James Montgomery Boice