Abismado – en el pecado
a Ti clamaré, Señor;
mira el llanto – y el quebranto
de este pobre pecador.
Dios clemente – e indulgente,
líbrame de todo mal,
para amarte – y gozarte
en la Patria Celestial.
Cada día – gozaría
a Tu lado, buen Jesús,
adorando – y ensalzando
al Autor de toda luz.
Más cargado – de pecado,
¿Quién me librará, Señor?
De contritos – los delitos
borra Cristo Redentor.
Dios piadoso – y amoroso,
Padre Eterno de verdad,
confesamos – y esperamos
redención de Tu bondad.
Rey del Cielo – mi consuelo,
mi esperanza y mi sostén,
Sé mi guía – y mi alegría
en la senda del Edén. *