Si decimos que la muerte de Cristo fue para todos los hombres, entonces no podríamos decir al mismo tiempo que fue sólo para aquellos que Dios había escogido. Si Cristo murió por todos, entonces Dios no tenía motivo alguno para escoger a un pueblo especial. Por otra parte, si afirmamos que Dios escogió a un pueblo especial (como la Biblia enseña) entonces habría sido en vano que Cristo muriera por todos.
Si decimos que la muerte de Cristo fue un rescate o un pago por toda la raza humana, entonces una de las dos siguientes cosas es la verdad:
1. Todos los hombres deben tener el poder para aceptar o rechazar por sí mismos el rescate.
2. Todos los hombres deben ser rescatados por Cristo tanto si lo saben como si lo ignoran. La muerte de Cristo para todos los hombres puede ser algo real sólo si una de estas dos declaraciones es verdad. Pero la primera alternativa niega la enseñanza bíblica de que todos los hombres están muertos en pecado y no tienen capacidad en sí mismos para venir a Cristo. La segunda alternativa niega la enseñanza bíblica de que algunos hombres están perdidos para siempre. Es obvio que hay graves dificultades en la sugerencia de que la muerte de Cristo fue en favor de todos los hombres.
Entonces ¿por qué es que algunas personas afirman que la muerte de Cristo fue para todos? Parece que hay cinco razones posibles para sugerir tal cosa:
1. Parece que esta postura hace a Dios más atractivo, si como dicen, la muerte de Cristo fue por todos.
2. Parece que tal postura engrandece el amor de Dios, si como dicen, Dios ama a todos por igual.
3. Parece también, que logra que la muerte de Cristo tenga más valor, si como dicen, fue un pago por los pecados de todos los hombres
4. Parece que la Biblia utiliza las palabras “todos” y “el mundo” como si hablase de todos sin excepción.
5. Parece que algunos quieren decir que la muerte de Cristo fue para todos a fin de que ellos estén incluidos, aunque no quieran cambiar su manera pecaminosa de vivir.
En estos estudios vamos a ver por qué estas cinco razones son equivocadas y lo que la Biblia enseña acerca del propósito de la muerte de Jesucristo.
Cristo mismo nos dijo por qué vino al mundo. En Lucas 19:10 dijo: “Porque el hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”En otra ocasión dijo que el Hijo del hombre vino “para dar su vida en rescate por muchos” (Mar.10:45). El apóstol Pablo declaró claramente el por qué Cristo vino al mundo: “el Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados, para librarnos del presente siglo malo” (Gál.1:4). “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (1 Tim.1:15). “Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras” (Ti.2:14). De estas declaraciones queda claro que el propósito de la muerte de Cristo fue:
1. Para salvar un pueblo de sus pecados.
2. Para librar un pueblo de este presente siglo malo.
3. Para purificar y hacer santo a un pueblo.
4. Para crear a un pueblo celoso de buenas obras.
Otros pasajes bíblicos explican lo que Cristo realmente logró en su muerte. Hay cinco cosas que podemos notar:
1. Por la muerte de Cristo, un pueblo es reconciliado con Dios. (Rom.5:1)
2. Por la muerte de Cristo, un pueblo es perdonado y justificado. (Rom.3:24)
3. Por la muerte de Cristo, un pueblo es limpiado y hecho santo. (Heb.10:14, Ef.5:25-27)
4. Por la muerte de Cristo, un pueblo es adoptado como hijos de Dios. (Gal.4:4-5)
5. Por la muerte de Cristo, un pueblo es glorificado y recibe la vida eterna. (Heb.9:15)
De toda esta evidencia la enseñanza bíblica está clara: La muerte de Cristo tenía la intención de traer a los hombres perdón ahora y la gloria venidera en el futuro; y realmente logra estas cosas.
Por lo tanto, si la muerte de Cristo fue para todos los hombres, entonces alguna de las siguientes cosas es cierta:
1. Todos los hombres han sido librados del pecado, son perdonados y serán glorificados, o:
2. Cristo ha fracasado en su propósito.
Sabemos que la primera cosa no es cierta y la segunda consideración (que Cristo ha fracasado) es un insulto a Dios.
Para escapar del problema creado por aceptar alguna de esas dos sugerencias, los que afirman que Cristo murió por todos los hombres dicen que no fue el propósito de Dios que todos se beneficiaran de su muerte. Dicen que el beneficio es solamente para aquellos que aportan la fe y creen en Cristo. Este acto de fe tiene que ser algo que algunos hombres hacen por sí mismos, haciéndose así diferentes de los demás. (Si la fe fuera algo obtenido por la muerte de Cristo, y si Cristo murió por todos los hombres, entonces todos los hombres tendrían fe). A mí me parece que tal sugerencia empequeñece lo que Cristo realmente logró por su muerte, por lo tanto me opondré a ella demostrando que lo que la Biblia enseña es muy diferente.
Lo que Cristo logró con su muerte
En la obra particular de nuestra salvación hay dos acciones específicas que Cristo ha realizado. Los dos hechos históricos de Cristo son:
1. Ofrecerse a sí mismo en el pasado.
2. Su intercesión por nosotros ahora. Al ofrecerse a sí mismo incluye todo lo que estaba involucrado en su venida para morir: El despojarse a sí mismo de su gloria celestial, ser nacido de mujer, su humillación y obediencia a la voluntad del Padre a lo largo de su vida y su muerte en la cruz.
Y también en la intercesión de Cristo por nosotros se incluye su resurrección y su ascensión, puesto que estas son la base de ella. Sin estas, la intercesión no sería posible.
Los beneficios propuestos por estos dos hechos son para las mismas personas; Cristo ora por aquellos por quienes Él murió (Jn.17:9). Sabemos que su intercesión es eficaz; “Yo sabía que siempre me oyes”, dijo Cristo en Juan 11:41. Por consiguiente, todos aquellos por quienes el murió, tienen que recibir todas las cosas buenas obtenidas por su muerte. Y esto a su vez, destruye la enseñanza de que Cristo murió por todos los hombres.
Es importante notar que en las Escrituras, el sacrificio de Cristo y su intercesión están vinculados. Por ejemplo:
1. Cristo justifica a aquellos cuyas iniquidades Él llevó (Is.53:11).
2. Cristo intercede por aquellos cuyos pecados Él llevó (Is.53:12).
3. Cristo fue resucitado de entre los muertos para justificar a aquellos por quienes Él murió (Rom.4:25).
4. Cristo murió por los elegidos de Dios y ahora ora a favor de ellos. (Rom.8:33-34).
Por consiguiente, es obvio que Cristo no pudo haber muerto por todos los hombres; porque si lo hubiera hecho, entonces todos los hombres serían justificados, cosa que evidentemente no existe. Sacrificar e interceder son dos deberes de un sacerdote. Si el sacerdote fracasa en alguno de ellos, entonces falla en su fidelidad como sacerdote a favor de su pueblo. Jesucristo es señalado tanto como nuestra propiciación (sacrificio), como también nuestro abogado (representante). (1 Jn.2:1-2) La Biblia habla de Él como ofreciendo su sangre (He.9:11-14) y también como intercediendo por nosotros (He.7:25). Puesto que Él es un sacerdote fiel, tiene que realizar ambos deberes perfectamente. Así dado que sus oraciones siempre son escuchadas, no puede estar intercediendo por todos los hombres porque no todos son salvados. Por lo tanto, debe estar claro que no pudo haber muerto por todos los hombres tampoco. Siempre debemos acordarnos de la manera en que Cristo intercede ahora por nosotros. La Escritura dice que es por medio de presentar su sangre en el cielo. (Heb.9:11,12,24) En otras palabras: Él intercede presentando sus sufrimientos al Padre. Por lo tanto, los dos actos, sufrimiento e intercesión deben estar relacionados con las mismas personas, de otro modo sería en vano usar el uno como la base del otro. Cristo mismo une su muerte y su intercesión como el único medio de nuestra redención en su oración en Juan 17. En esta oración se refiere al ofrecimiento de sí mismo en la muerte y ora por los suyos, los que el Padre le había dado. Nosotros no podemos separar estos dos actos puesto que Cristo mismo los une. El uno sin el otro sería inútil de todas maneras, como Pablo lo argumenta: “si Cristo no resucitó, (y por lo tanto no estaría intercediendo) vuestra fe es vana; y aún estáis en vuestros pecados” (1Cor.15:17). Entonces no hay ninguna seguridad de salvación para nosotros si separamos la muerte de Cristo de su intercesión. ¿De que serviría decir que Cristo murió por mí en el pasado, si no intercede por mí en el presente? Somos salvos de la condenación de nuestros pecados sólo si Cristo nos justifica ahora. Yo podría ser condenado todavía si Cristo no rogara ahora por mí. Así, está claro que su intercesión debe ser por las mismas personas por quienes Él murió y por lo tanto, no podría haber muerto por todos
Para asegurar que el resultado que uno quiere se lleve a cabo, hay que usar los medios correctos; si se hace una cosa correctamente, eso asegura la realización del propósito. Las Escrituras afirman más allá de cualquier duda, que el Dios trino (Padre, Hijo y Espíritu) tiene la intención de salvar hombres. La obra de Cristo es el medio usado para lograr este fin. Puesto que Dios siempre hace las cosas correctamente, tenemos que decir que todos los que son realmente redimidos, son aquellos que Él se propuso (que Él quiso) redimir. De otro modo Dios habría fallado en la realización de su propósito. Podemos decir que hubo dos propósitos en la muerte de Cristo, uno principal y otro secundario. El propósito principal de la muerte de Cristo fue el de glorificar a Dios. En todas las cosas que Dios hace, su primer propósito es mostrar su propia gloria. Todas las cosas existen principalmente para glorificar a Dios. (Ef.1:12, Fil.2:11, Rom.11:36). Pero la muerte de Cristo tuvo también un propósito secundario, el de salvar a los hombres de sus pecados y llevarlos a Dios. Entonces vamos a demostrar que la muerte de Cristo ha comprado, para todos por quienes murió, todo lo necesario para que gocen de dicha salvación con total seguridad.
Por John Owen