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1- Contra la inmoralidad del mundo E. Piñero00:00 00:00:00
Cuando el Evangelio llegó al mundo Greco-Romano en el primer siglo se encontró una situación que estaba llena de paganismo e idolatría. Parte del ritual de adoración en los templos paganos implicaba llevar a cabo actos sexuales ilícitos con aquellos que habían sido apartados para cumplir la adoración a sus dioses.
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2- La sexualidad y el creyente E. Piñero00:00 00:00:00
La Escritura nos proporciona la guía que necesitamos en todas las áreas de la vida, incluido el aspecto sexual, ya que fuimos creados de esta manera y para saber qué funciones son lícitas, debemos estudiar qué es lo que Dios nos ha dejado en su Palabra para un uso correcto de nuestro cuerpo.
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3- La contínua advertencia E. Piñero00:00 00:00:00
El ataque que sutilmente nos presenta el mundo tiene como propósito que el creyente tolere, apruebe y adopte el mismo estilo de vida inmoral. Si el pueblo de Dios va a resistir las tentaciones del mundo, va a resistir y combatir la ola de inmoralidad que arrastra a nuestra generación, es imprescindible que el pueblo de Dios escuche las advertencias que Dios continuamente expone en su Palabra.
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4- Los medios para la batalla E. Piñero00:00 00:00:00
Una participación real en los medios de gracia nos librará del dominio del pecado, incluyendo los pecados sexuales y nos preparará para un crecimiento progresivo en la pureza sexual.
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5- Glorificar a Dios en vuestro cuerpo E. Piñero00:00 00:00:00
Al considerar las instrucciones que Pablo les dio a los Corintios nos damos cuenta que hay 2 mandamientos específicos para el creyente, "huid de la fornicación" y "glorificar a Dios en vuestro cuerpo". Si el cristiano debe tener algo en mente frente a toda la ola que viene arrastrando la promiscuidad del mundo son estas 2 exhortaciones para que sepa cómo conducirse en este mundo justa, sobria y piadosamente
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6- La santidad en la sexualidad E. Piñero00:00 00:00:00
Cada creyente debe saber cómo mantener su conducta dirigida hacia la santificación, cada creyente debe mantener su "vaso", su propio cuerpo en santificación y honor, apartado de las pasiones y desenfreno mundanal como si lo hacen los que no conocen a Dios. Una y otra vez se nos dice que todos los aspectos de la sexualidad en el creyente deben destacarse por la santidad y el honor.