Debido a su unión con Cristo, el creyente todavía tiene bendiciones por experimentar. Aunque es cierto que el último enemigo que será destruido es la muerte, el creyente puede ver a la muerte como una puerta de acceso a las bendiciones espirituales. ¿Acaso no dijo el apóstol que la muerte era ganancia? (Fil. 1:21) ¿Acaso no estamos «ausentes del Señor» mientras que» estamos (presentes) en el cuerpo»? (2 Cor. 5:6). El creyente está» en Cristo» cuando muera, tanto como cuando vive. ¿Acaso no leemos en 1 Tes.4:14 que los creyentes muertos son descritos como «los que durmieron en Él»? Del mismo modo el apóstol declara: «Quien murió por nosotros, para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con Él» (1 Tes. 5:10)
El cuerpo de los creyentes está todavía «en Cristo» aunque sus almas estén «con Cristo», (Fil.l:21-23; 1 Tes.4:14). La muerte no puede separamos del amor de Dios que es «en Cristo» (Rom.8:38-39). También leemos en el libro de Apocalipsis: «Y oí una voz del cielo que me decía: Escribe: Bienaventurados los muertos que de aquí adelante mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que descansarán de sus trabajos; porque sus obras con ellos siguen.» (Apocalipsis 14:13) Los cuerpos descansan «en Cristo» mientras que esperan en el sepulcro el momento de la resurrección. ¿Cómo resucitarán estos cuerpos? 1 Cor. 15:22 dice: «Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados.» (1 Corintios 15:21)
Entonces, la resurrección venidera debe ser vista como otro beneficio de la unión con Cristo, ésta es también la enseñanza en Rom.6: 5,8 y Fil.3:14, 21.
La glorificación es la meta de la resurrección de los justos. De hecho, este es el último eslabón de la cadena de oro de Rom. 8:28-30: “Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó”. Así pues, la glorificación viene a nosotros en virtud de nuestra unión con Cristo (vea Col.1:27; 2 Tim.2:10).
Toda bendición espiritual que nos es necesaria para la salvación es nuestra a través de la unión con Cristo. Cuando miramos hacia el futuro el estado eterno, estamos diciendo que significará unión eterna con Cristo porque 1 Tes. 4:16-17 declara: «Porque el mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero: Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes á recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.» (1 Tesalonicenses 4:16-17)
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Extracto tomado del libro: Unión con Cristo, de Albert N. Martin