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Ya que la integridad cubre toda debilidad del cristiano, hay varias razones importantes para examinar cuidadosamente el corazón a fin de ver si en el mismo reina o bien la hipocresía o bien la integridad.

  1. La eternidad depende de tu integridad

Tu valor y tu destino penden de si la posees o no. Esto te edificará o te destruirá para siempre. “Haz bien, oh Jehová […] a los que son rectos en su corazón. Mas a los que se apartan tras sus perversidades, Jehová los llevará con los que hacen iniquidad” (Sal. 125:4-5). El hipócrita intentará colarse entre los cristianos en aquel día y pasar por santo, pero Dios “lo llevará con los que hacen iniquidad”, que es una compañía más de su condición.

Pablo dice en 1 Corintios: “Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos. Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. ¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?” (1 Co. 4:19-21). No es Pablo, sino Cristo el que vendrá pronto y conocerá, no las palabras y lenguaje sofisticado de los que se inflan con una vana profesión, sino el poder de Dios en su pueblo.

¿Quieres que Cristo venga con vara para juzgarte por hipócrita, o con el “¡Bien hecho!” amoroso que tiene reservado para el siervo fiel? Él examinará todo corazón para ver lo que contiene: la obra de todos será un libro abierto en el gran día de Cristo. Ya que todo lo que hizo el hipócrita se revelará falso, este será encadenado en el Infierno por intentar burlar a Dios y al hombre.

  1. La hipocresía puede ocultarse en tu corazón

Puesto que la hipocresía a menudo comparte habitación con la integridad, pasa desapercibida, ya que el alma no espera encontrar el Infierno tan cerca del Cielo. Hay muchos que desempeñan responsabilidades piadosas y expresan tal celo externo en su profesión que se promocionan equivocadamente a la posición de madurez cristiana. Aunque estos afirman que todo va bien, en realidad la hipocresía se halla en el fondo de su dedicación.

Pero igual que la hipocresía es difícil de descubrir, también lo puede ser la integridad. Esta virtud a menudo está muy honda en el corazón, cubierta por debilidades como la delicada violeta del valle tapada por espinos y ortigas. Entonces se necesita sabiduría para no permitir que el rastrojo de la hipocresía permanezca, ni arrancar la hierba de la gracia.

  1. La búsqueda de la integridad es factible

El corazón humano es como una madeja de seda enmarañada; no es fácil desenredarla. Pero con paciencia y habilidad se puede desenredar y enrollar en la bobina adecuada, sea esta la integridad o la hipocresía. Satanás y sus crueles secuaces trabajaron duramente para revolver el arroyo del alma de Job, lanzándole objeciones como piedras, pero Job podía ver aún la preciosa joya de la integridad brillando en el fondo.

Anímate, entonces, amigo mío: Dios te ayudará a buscar la integridad si lo haces con motivos sinceros. Un juez no solo firmará su orden de registro de la casa sospechosa, sino que, de ser necesario, mandará a otros para ayudarle. Tienes al Espíritu Santo, la Palabra de Dios y sus ministros para ayudarte en la obra. Pero recuerda que el alma hipócrita merece la condenación. Como un policía deshonesto, pasa voluntariamente por alto el pecado que busca, y luego dice que no lo encuentra.

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Extracto del libro: “El cristiano con toda la armadura de Dios” de William Gurnall

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