1. A aquellos a quienes Dios ha predestinado para vida, le agrada en su tiempo señalado y aceptado, llamar eficazmente 1 por medio de su Palabra y Espíritu, sacándolos del estado de pecado y muerte en que se hallan por causa de su naturaleza caída a fin de darles vida y salvación por Jesucristo.2 Esto lo hace iluminando espiritualmente su entendimiento, a fin de que comprendan las cosas de Dios;3 quitándoles el corazón de piedra y dándoles uno de carne,4 renovando sus voluntades y mediante su poder soberano les determina a hacer aquello que es bueno, para llevarles eficazmente a Jesucristo;5 de tal manera que ellos vienen con absoluta libertad, habiendo recibido por la gracia de Dios la voluntad de hacerlo. 6
1) Rom. 8:30; 11:7; Ef. 1:10,11; 2ªTs. 2:13-14
2) Ef. 2:16
3) Hch. 26:18; Ef. 1:17-18
4) Ez.36:26
5) Dt. 30: Ez. 36:27; Ef. 1:19
6) Sal. 110:3; Cnt. 1:4
2. Este llamamiento eficaz depende de la libre y especial gracia de Dios y de ninguna manera de alguna cosa prevista en el hombre, 7 el cual es en esto es enteramente pasivo, hasta que siendo vivificado y renovado por el Espíritu Santo,8 adquiere la capacidad de responder a este llamamiento y de recibir la gracia ofrecida y trasmitida en él. Esto sucede por el mismo poder que obró la resurrección de Cristo de los muertos.9
7) 2ª Tim 1:9; Ef 2:8
8) 1ª Co. 2:14; Ef. 2:5; Jn. 5:25
9) Ef.1:19,20
3. Los niños elegidos que mueren en la infancia, son regenerados y salvados en Cristo por medio del Espíritu,11 quien obra cuándo, dónde y cómo quiere.12 Lo mismo sucederá con todas las personas elegidas que sean incapaces de ser llamadas externamente por el ministerio de la Palabra.
11) Jn 3:3,5-6
12) Jn. 3:8
4. Otras personas no elegidas, aun cuando sean llamadas por el ministerio de la Palabra y posean algunas de las operaciones comunes del Espíritu,13 como no son eficazmente traidos por el Padre, no pueden ni quieren venir verdaderamente a Cristo, y por lo tanto no pueden ser salvas;14 mucho menos pueden los que no reciben la religión cristiana, salvarse de alguna otra manera, aun cuando sean diligentes en ajustar sus vidas a la luz de la naturaleza y a la ley de la religión que profesan.15
13) Mt. 22:14;Mt.13:20-21; Heb. 6:4-5
14) Jn 6:44-45,65;
15) Hch. 4:12;Jn. 4:22; 17:3
Confesión de Fe de Londres de 1689
- Introducción
- Cap. I - Las Santas Escrituras
- Cap. II - Dios y la Santa Trinidad
- Cap. III - El decreto eterno de Dios
- Cap. IV - La Creación
- Cap. V - La Providencia
- Cap VI. - La caída del hombre, el pecado y su castigo
- Cap. VII - El Pacto de Dios
- Cap. VIII - Cristo el Mediador
- Cap. IX - El Libre Albedrío
- Cap. X - El llamamiento eficaz
- Cap. XI - La justificación
- Cap. XII - La adopción
- Cap. XIII - La santificación
- Cap. XIV - La fe salvadora
- Cap. XV - Arrepentimiento para vida y salvación
- Cap. XVI - Las buenas obras
- Cap. XVII - La perseverancia de los santos
- Cap. XVIII - La seguridad de la gracia y de la salvación
- Cap. XIX - La ley de Dios
- Cap. XX - El evangelio y el alcance de su gracia
- Cap. XXI - La libertad cristiana y la libertad de conciencia
- Cap. XXII - La adoración religiosa y el día de reposo
- Cap. XXIII - Juramentos legales y votos
- Cap. XXIV - El gobierno civil
- Cap. XXV - El matrimonio
- Cap. XXVI - La iglesia
- Cap. XXVII - La comunión de los santos
- Cap. XXVIII - El bautismo y la cena del Señor
- Cap. XXIX - El bautismo
- Cap. XXX - La cena del Señor
- Cap. XXXI - El estado del hombre después de la muerte y la resurrección de los muertos
- Cap. XXXII - El juicio final