1. La libertad que Cristo ha comprado para los creyentes bajo el evangelio consiste en su libertad de la culpa del pecado, de la ira condenatoria de Dios y de la severidad y maldición de la ley,1 en ser librados de este presente siglo malo, de la servidumbre de Satanás y del dominio del pecado,2 del mal de las aflicciones, del temor y aguijón de la muerte, de la victoria del sepulcro y de la condenación eterna,3 y también consiste en su libre acceso a Dios, y en rendirle obediencia a Él, no por temor servil, sino con un amor filial y una mente dispuesta.4 Todo esto era sustancialmente común también para los creyentes bajo la ley;5 pero bajo el Nuevo Testamento la libertad de los cristianos se ensancha mucho mas porque están libres del yugo de la ley ceremonial a que estaba sujeta la Iglesia judaica, y tienen ahora mayor confianza para acercarse al Trono de Gracia, y experiencias más plenas del libre Espíritu de Dios que aquellas de las que participaron generalmente los creyentes bajo la ley ceremonial.6
1) Jn 3:36; Ro. 8:33; Gál. 3:13
2) Gál. 1:4; Ef. 2:1-3; Col. 1:13; Hch. 26:18; Rom 6:14-18; 8:3
3) Rom. 8:28; 1 Cor. 15:54-57; 1 Ts. 1:10; Heb. 2:14,15
4) Ef. 2:18; 3:12; Ro. 8:15; 1 Jn. 4:18
5) Jn. 8:32; Sal. 19:7-91 19:14,24,45,47,48,72,97; Rom. 4:5-11; Gá. 3:9; Heb. 11:27,33-34
6) Jn. 1:17; Heb. 1:1-2; 7, 19, 22; 8:6; 9:23; 10:19-21; 11:40; Gál.2: 11; 4:1-3;Col. 2:16,17; Jn. 7:38-39
2. Sólo Dios es el Señor de la conciencia,7 y la ha hecho libre de las doctrinas y los mandamientos de los hombres que sean en alguna manera contrarios a su Palabra o que no estén contenidos en ésta.8 Así que, creer tales doctrinas u obedecer tales mandamientos por causa de la conciencia es traicionar la verdadera libertad de conciencia,9 y el requerir una fe implícita y una obediencia ciega y absoluta es destruir la libertad de conciencia y también la razón.10
7) Stg. 4:12; Ro. 14:4;Gá.5:l
8) Hch. 4:19; 5:29; 1 Co. 7 23; Mt. 15:9
9) Col. 2:20,22-23; Gál. 1:10; 2:3-5; 5.1
10) Rom. 10:17; 14:23; Hch. 17:11; Jn. 4:22; 1 Cor. 3:5; 2 Cor. 1:24
3. Aquellos que bajo el pretexto de la libertad cristiana practican cualquier pecado o abrigan cualquier concupiscencia, al pervertir así el propósito principal de la gracia del evangelio para su propia destrucción,11 destruyen completamente, por tanto, el propósito de la libertad cristiana, que consiste en que, siendo librados de las manos de todos nuestros enemigos, sirvamos al Señor sin temor, en santidad y justicia delante de Él, todos los días de nuestra vida.12
11) Rom. 6:1,2
12) Lc 1.74,75; Rom. 14:9 Gál. 5:13; 2 P. 2: 18-21
Confesión de Fe de Londres de 1689
- Introducción
- Cap. I - Las Santas Escrituras
- Cap. II - Dios y la Santa Trinidad
- Cap. III - El decreto eterno de Dios
- Cap. IV - La Creación
- Cap. V - La Providencia
- Cap VI. - La caída del hombre, el pecado y su castigo
- Cap. VII - El Pacto de Dios
- Cap. VIII - Cristo el Mediador
- Cap. IX - El Libre Albedrío
- Cap. X - El llamamiento eficaz
- Cap. XI - La justificación
- Cap. XII - La adopción
- Cap. XIII - La santificación
- Cap. XIV - La fe salvadora
- Cap. XV - Arrepentimiento para vida y salvación
- Cap. XVI - Las buenas obras
- Cap. XVII - La perseverancia de los santos
- Cap. XVIII - La seguridad de la gracia y de la salvación
- Cap. XIX - La ley de Dios
- Cap. XX - El evangelio y el alcance de su gracia
- Cap. XXI - La libertad cristiana y la libertad de conciencia
- Cap. XXII - La adoración religiosa y el día de reposo
- Cap. XXIII - Juramentos legales y votos
- Cap. XXIV - El gobierno civil
- Cap. XXV - El matrimonio
- Cap. XXVI - La iglesia
- Cap. XXVII - La comunión de los santos
- Cap. XXVIII - El bautismo y la cena del Señor
- Cap. XXIX - El bautismo
- Cap. XXX - La cena del Señor
- Cap. XXXI - El estado del hombre después de la muerte y la resurrección de los muertos
- Cap. XXXII - El juicio final