En BOLETÍN SEMANAL

1Ts. 4:4  que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor;

  1. Manteneos puros antes del matrimonio. Esto os ayudará más adelante a cumplir los deberes matrimoniales. Cada uno debe “tener su propia esposa en santidad y honor” (1 Ts. 4:4). El fornicario antes de casarse, sigue con su pecado dentro del matrimonio. Cuidaos de la primera aparición de la lascivia y huid de ella como de un veneno. Mantened vuestro corazón lleno de las cosas de Dios y vuestro cuerpo ocupado en el cumplimiento de sus obligaciones. Los más grandes incendios comienzan con una chispa. El placer momentáneo que precede al tormento eterno, es pura necedad. Si habéis pecado de esta manera, limpiad vuestro corazón y manos con la sangre de Cristo por medio de la confesión a Dios, con ayuno y oración, pidiéndole perdón y fortaleza contra tentaciones futuras. Gustad de las delicias más espléndidas del favor y las promesas de Dios, el perdón del pecado y la seguridad de vida e inmortalidad. Una vez que hayáis bebido de la fuente pura, nunca volveréis a preferir las aguas del arroyo turbio.
  2. Elegid con cuidado a vuestro cónyuge. Ahora que sabes lo difícil que es el matrimonio piadoso, debes orar para que el Señor te guíe a dar ese paso. No ames primero y consideres después. Primero considera y después ama. El alma del otro debe ser tu principal preocupación, no su apariencia o dinero. ¿Por qué cargar con una cruz perpetua por una ganancia o un placer pasajero? Cásate sólo con un cristiano, cuanto más piadoso, mejor. Considera también su personalidad. Hablad honestamente el uno con el otro sobre vuestras propias faltas y problemas antes de contraer matrimonio. Si alguien os vendiera un animal enfermo pretendiendo que era sano, te sentirías defraudado. ¡Cuánto peor es cuando alguien pretende ser mejor de lo que realmente es para asegurar su matrimonio al que dicen amar!

3. Estudia los deberes matrimoniales bíblicos antes de tenerlos. Ser un cónyuge piadoso es un reto tan grande que tienes que prepararte bien con anterioridad. ¡Con razón tantos matrimonios fracasan! Sucede con demasiada frecuencia que el esposo no sabe cómo gobernar, la esposa no sabe cómo obedecer. Ambos son ignorantes, engreídos e infelices. Por lo tanto, los padres deben enseñar a sus hijos acerca de los deberes del matrimonio. En caso contrario, las familias que deberían ser el semillero de la Iglesia, se convierten en caldo de cultivo del desorden y la inmoralidad. Leed, no sólo las Escrituras, sino también libros buenos sobre el tema. [El lector moderno tiene muchas opciones en este aspecto].

4. Resuelve obedecer a Dios sin reservas. Hasta no haber nacido de nuevo y haber sido santificado en tu corazón, no puedes agradar a Dios ni ser una bendición total para su cónyuge. El marido que realmente teme a Dios, no puede guardarle rencor a su esposa. Una Biblia colocada entre ambos eliminará muchas diferencias, confortará en medio de dificultades y os guiará en muchas circunstancias confusas. Recuerda que la razón de los mandatos de Dios es la más elevada, de manera que la obediencia es la mayor dulzura. Guarda la Regla de Oro en tu matrimonio. Ser justos y rectos fuera de casa, no excusa la maldad en casa. Cuando ambos se enfocan en sus propios deberes, serán bendecidos.

5. Obtén y mantén un afecto auténtico con tu cónyuge. No des lugar a los celos. No escuches a los murmuradores ni a los chismosos. Con frecuencia, los celos se desarrollan donde faltaba un afecto sincero desde el principio.

6. Orad pidiendo gracias espirituales:

  • Sabiduría. La falta de sabiduría causa muchos problemas en el matrimonio. Necesitamos mucha sabiduría para gobernar como maridos y para someternos como esposas.
  • Humildad. Esto impide que el marido se convierta en un tirano y que la esposa no se sujete de buena voluntad a su marido. “La soberbia concebirá contienda” (Pr. 13:10). El orgulloso no puede llevarse bien, ni siquiera con un ángel; el humilde se lleva bien con cualquiera. La humildad también promueve contentamiento. El marido y la esposa humildes dirán: “Mi cónyuge es demasiado bueno para un pecador como yo. No me merezco una pareja tan maravillosa. Esa fue una dura reprensión, pero no fue nada en comparación con el infierno, que es lo que me merezco”. La compañía de las personas realmente humildes es agradable.
  • Rectitud. Se necesita un corazón recto para guardar estos mandamientos de Dios. El corazón escogerá el camino más seguro, aunque sea el más difícil. Sufrirá el peor agravio, más bien que causar el más pequeño. Se guardará contra los inicios del pecado que, en el matrimonio, producen las peores dificultades. El esposo y la esposa rectos, se esforzarán por cumplir cada uno con su propio deber y serán los más estrictos con sus propios fracasos.

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Disponible en Chapel Library en forma de folleto. Una versión moderna condensada y parafraseada por D. Scott Meadows, el pastor de Calvary Baptist Church (Iglesia Bautista Calvario), una congregación Reformada Bautista en Exeter, New Hampshire.

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Richard Steele (1629-1692): Predicador y escritor puritano; echado de su púlpito por el Acto de Uniformidad en 1662 y después por “The Five Mile Act”, nunca cesó de proclamar oralmente las riquezas de Cristo. Es recordado como “un hombre muy valioso y útil, un gran erudito, un estudioso y excelente predicador”. Nació en Barthomley, Cheshire, Inglaterra.

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