“Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo”. —Efesios 5:33
Hay algunas cosas que debemos tener en cuenta según enseña la Escritura como responsabilidades del esposo…
1. De palabra
- Le enseña: Instruyendo a su esposa en las cosas que requiera: El Señor le dice a los esposos: “Vivid con ellas sabiamente” (1 P. 3:7). Y a las esposas les dice: “preguntad en casa a vuestros maridos” cuando necesitéis aprender y no “habléis en la iglesia” (1 Cor. 14:35)… El esposo tiene una excelente oportunidad. ¡Ay del esposo a quien le falta la voluntad o la habilidad de enseñar a su esposa! En cualquiera de los dos casos, debe adquirirla. Lo cierto es que, si él la trata bien, pone sobre ella la obligación de amarlo. Si descuida esta labor, ¡ella probablemente lo maldiga para siempre en el infierno!
b. La reprende: El esposo demuestra su amor llamando tiernamente su atención cuando ella ha fallado en algo: Él tiene que pasar por alto sus debilidades porque el amor “cubrirá multitud de pecados” (1 P. 4:8). Así como una espada pierde su filo cuando se usa continuamente, los reproches continuos también van perdiendo su efecto con el tiempo. Aun así, el esposo que no le llama la atención a su esposa cuando es necesario, no está demostrando su amor. Pero cuando la exhorte, tiene que ser con toda sabiduría y ternura: No ante desconocidos y lo menos posible frente a la familia; ni mucho menos por defectos sobre los cuales no tiene control y ocurre rara vez por haber olvidado alguna obligación. Cuando lo hace, que lo haga reconociendo las cosas buenas y después respaldarlas dándole sus razones. También se asegurará de mezclar el óleo de la amabilidad con la mirra de la reprensión porque si le da su poción demasiado amarga, su acto, más que ayudar creará problemas y su labor estará peor que fracasada… Tarde o temprano, si ella no es obstinada, se lo agradecerá y se corregirá. La reprensión debe ser corta, como una palmada rápida y leve (es claro que esto es puramente una comparación; el marido jamás debe pegar a su esposa). Si la poción está demasiado caliente, hace más daño que bien. Sigue el ejemplo de Job cuando dijo simplemente: “Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado” (Job 2:10). La reprensión leve es la que más posiblemente le impulse a ella a arrepentirse sinceramente (Pr. 25:15).
- c. La alienta: El esposo demuestra su amor estando dispuesto a animar a su esposa cuando hace las cosas bien: “Su marido también la alaba” (Pr. 31:28). El que es discreto y fiel en esto probablemente escoja el mejor camino para hacerle bien a su esposa… Elógiala cuando hace algo bueno. Esto es importante porque te ayudará a ver la sinceridad de su amor cuando tienes que reprenderla y hará que las reprensiones sean más convincentes.
- d. La conforta, especialmente cuando está sufriendo emocional o físicamente. Por los tiernos razonamientos de Elcana con Ana, ella volvió a comer (1 S. 1:8-9). Las palabras amables de un esposo, son como medicina para su esposa. No la subestimes.
2. De hecho
La demostración del amor del esposo por su esposa tiene que ser también de hecho:
- Le provee el sustento: Proveyendo lo necesario y también lo que es beneficioso para ella según la habilidad de él: “No disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal” (Éx. 21:10). No significa que ella se puede dar el lujo de cruzarse de brazos y vivir del trabajo de su esposo sin brindarle ninguna ayuda. Pero la manutención principal tiene que estar a cargo del esposo… Ya que le corresponden las mayores obligaciones y goza de las mejores ventajas, tiene que mantener a su esposa por todos los medios legales. No solo mientras él viva, sino que también hasta donde pueda, tiene que dejarle el porvenir asegurado para después de que él haya fallecido, porque eso hizo Cristo por su Iglesia. El “honor” que debe darle el esposo a su esposa como el vaso más frágil, bien puede referirse a su mantenimiento (1 P. 3:7; c.f. Mt. 15:6; 1 Ti. 5:3). Si puede, debe darle una cantidad para que la use a su gusto, a fin de que ella pueda hacer caridad y animar a los siervos e hijos en el cumplimiento de sus obligaciones.
- b. Le demuestra gran ternura: El esposo ha de demostrar este amor conyugal hacia su esposa con ternura: Esto le incumbe porque él es la cabeza de la esposa: “El varón es la cabeza de la mujer” (1 Cor. 11:3). Por lo tanto, el esposo debe proteger a su esposa de los peligros y ser comprensivo con ella… con base en esto debe proteger su alma de la tentación, su cuerpo de todo mal, su nombre de ser mancillado y su persona del desprecio de sus hijos o de cualquier otro. En resumen, toda su actitud hacia ella debe ser de ternura que nace de su amor y devoción y su comprensión en los momentos de dificultades.
- c. Le es un buen ejemplo: El esposo tiene que demostrar su amor a su esposa dándole un buen ejemplo: Concretamente en devoción, seriedad, caridad, sabiduría y bondad, que son las características más constantes y eficaces que le puede transmitir a ella … Si él es santo, pacífico y trabajador, ella no podrá, por vergüenza, ser deshonesta, perversa ni ociosa. La vida de él la guiará. Sus oraciones le enseñarán a orar. Su justicia, templanza y devoción serán ley, regla y motivo para que ella sea justa, sobria y devota. Si él es ateo, entregado a los placeres o hipócrita, será una mala influencia para ella. Él dirigirá y, por lo general, ella lo seguirá ya sea al infierno o al cielo. El ejemplo de él es de más influencia de lo que él cree. Salomón lo llama “al compañero [guía] de su juventud [de ella]” (Pr. 2:17). Por lo tanto, establezca pautas de piedad, seriedad, caridad, sabiduría y bondad.
- d. Le concede peticiones razonables: Recuerda que David le otorgó a Betsabé la petición que le hizo de que su hijo ocupara el trono (1 R. 1:15-31), Isaac le otorgó a Rebeca su petición de una esposa piadosa para Jacob (Gn. 27:46; 28:1) y Jesucristo otorga peticiones razonables a su Iglesia. El esposo debe estar anticipando las peticiones de ella y otorgárselas antes de que las pida. Él debe buscar su consejo, como lo hicieron Elcana y Abraham (1 S. 1:23; Gn. 21:12) y ceder cuando ella tiene razón.
- e. Confía en ella en cuestiones domésticas: “El corazón de su marido está en ella confiado” (Pr. 31:11), especialmente si tiene el criterio suficiente que necesita tener para manejar los asuntos del hogar. El esposo tiene cosas más importantes que hacer que mandar a los sirvientes de la casa. Ella quizá le consulte ocasionalmente a él, a fin de que si las cosas no salen bien, ella no tenga la culpa. Pero, por lo general, él debe moverse en una esfera fuera de la casa y ella en su jurisdicción, dentro del hogar. Él debe traer la miel y ella debe trabajarla en el panal.
- f. Ejerce autoridad para con ella: Las demostraciones del amor del esposo por su esposa se verán en su comportamiento hacia ella:Esto es, en el uso sensato de su autoridad… El omnisciente Dios invistió al primer esposo con esa autoridad (Gn. 2:23) y no se la quitó en su caída (Gn. 3:16). La luz de la naturaleza y del Evangelio lo requieren (Est. 1:22; 1 Co. 11:3). Sólo las mujeres orgullosas e ignorantes lo cuestionan. En esto radica la demostración de amor del esposo:
(i). Sabiamente. Puede mantener su autoridad únicamente por medio de una conducta realmente espiritual, seria y varonil. Le será difícil a ella reverenciarlo, si él no reverencia a Dios. Si él es superficial o afeminado, la perderá.
(ii). Gentilmente. Si su amor brilla porque todo lo hace con dulzura, no gobernará sobre ella como un rey sobre sus súbitos, sino como la cabeza sobre el cuerpo. Recuerde que aunque su posición es superior, sus almas son iguales. Eva no fue sacada de la cabeza de Adán, tampoco de sus pies, sino de su costado cerca de su corazón. Entonces, su semblante debe ser cordial; su lenguaje diario con ella, prudente y dulce; su comportamiento, servicial; sus órdenes, escasas y respetuosas, y sus reprensiones, gentiles… (Col. 3:16) El esposo nunca debe pensar que decir constantemente palabras groseras o amargas es la manera de conservar y usar bien su autoridad, intimidándola… Si una autoridad demostrada con humildad no convence a la esposa, él está perdido en este mundo y ella en el mundo venidero.
Tomado de “What Are the Duties of Husbands and Wives Towards Each Other?” (¿Cuáles son los deberes mutuos de esposos y esposas?) en Puritan Sermons 1659-1689. Being the Morning Exercises at Cripplegate (Sermones puritanos 1659-1689. Estando en los ejercicios matutinos en Cripplegate), Tomo I, reimpreso por Richard Roberts, Publicadores. A su disposición en Chapel Library.
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Richard Steele (1629-1692): Predicador puritano y autor; reconocido como “un gran erudito, estudiante serio y predicador excelente”, autor de The Character of the Upright Man (El carácter del hombre justo) y otros. Nació en Bartholmley, Cheshire, Inglaterra.