1. Hay una enorme variedad en las cosas reveladas. Los asuntos más importantes relativos a la fe cristiana nos son enseñados claramente en Su Palabra, pero aquellos aspectos menos importantes algunas veces son más difíciles de entender.
2. Hay una gran diferencia en las personas a las cuales Dios revela su voluntad. Algunos parecen hombres fuertes, otros parecen como niños. (1 Cor.3:1) Algunos son muy capaces para entender lo que deberían hacer y otros no pueden entender tan fácilmente.
3. Las formas en que Dios revela su voluntad a los hombres también son muy distintas. En los tiempos del Antiguo Testamento Dios mostraba a los hombres lo que deberían hacer de una forma personal y especial, como por ejemplo cuando escogió a Saúl para ser rey. (1 Sam.9:15-17) Otro caso es el de David cuando preguntó al Señor si debería ir a pelear contra los filisteos. (1 Sam.23:2 y 4) Pero ahora, tenemos toda la Biblia como nuestra guía y no debemos esperar que Dios nos conceda revelaciones especiales.
Debemos escudriñar las Escrituras y en los casos en donde no hay ninguna regla particular para guiarnos, deberíamos aplicar los principios generales de la Escritura a nuestro problema particular. Pudiera ser que todavía existan dudas acerca de “qué hacer”. En tal caso no deberíamos considerar solo la providencia por sí misma para descubrir la voluntad de Dios. La forma más segura es considerar la providencia en relación con los mandamientos y las promesas de la Biblia.
Cuando has orado buscando la guía divina y resulta que la providencia concuerda con tu propia conciencia y la mejor luz que puedes ver es la Biblia, entonces lo puedes tomar como un impulso para seguir adelante en el camino indicado. Pero si la providencia parece favorecer cualquier cosa que estaría en contra de las normas de la Escritura, entonces no debes ir por ese camino`.
Si usamos solamente la providencia como una regla para conducirnos, entonces un hombre malvado que peca con éxito podría decir que fue guiado por Dios. Las siguientes reglas le ayudarán a descubrir la voluntad de Dios:
1. Tener un temor verdadero de Dios en tu corazón y ser sensible para no ofenderle. “El secreto de Jehová es para los que le temen, y a ellos hará conocer su Pacto.” (Sal.25:14)
2. Estudiando más la Palabra de Dios y menos los asuntos del mundo. La Palabra es lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino. (Sal.119:105) Esta nos mostrará qué hacer y qué peligros evitar.
3. Pon en práctica lo que ya sabes. “El que quisiera hacer su voluntad, conocerá de la doctrina…” (Jn.7:17) “Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos.” (Sal.111:10).
4. Ora para tener luz y entendimiento; ruega al Señor para que te guíe y no te deje caer en pecado. (Vea Esdras 8:21)
5. Sigue la providencia entre tanto que concuerde con la Biblia y no más allá de esto. En el día de aflicción es tiempo de humillarnos bajo la poderosa mano de Dios. Por otra parte, cuando la providencia nos trae bendiciones es tiempo de regocijarnos en Dios. “En el día del bien goza del bien.” (Ecle.7:14) Deberíamos ser sabios para aprender lo que Dios nos está enseñando en las diferentes clases de providencias que nos sobrevienen.
Extracto del libro: el misterio de la Providencia, de John Flavel