¿No deben los hombres buscar a su Dios? Pero el Evangelio de Cristo aun nos da instrucciones más claras y nos anima a hacerlo mejor que la naturaleza; y es en su Nombre que hemos de orar, y con su ayuda, y nos invita a presentarnos con confianza ante el trono de la gracia, y entrar en el lugar santísimo por la sangre de Jesús. Esta obra la hemos de hacer no solamente por la mañana, sino en todo momento; leemos de «predicar la palabra fuera de tiempo», pero no leemos de «orar fuera de tiempo», porque nunca es fuera de tiempo para orar; el trono de la gracia está siempre abierto y suplicantes humildes son recibidos siempre con una bienvenida, y no pueden presentarse a deshora.
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