Es verdad que algunos versículos leídos aisladamente parecen enseñar la posición arminiana. Pero si ese fuese el caso la Biblia quedaría reducida a una masa de contradicciones; porque hay otros versículos que enseñan la Predestinación, la inhabilidad, la elección, la perseverancia, etc., y que de ninguna manera legítima pueden ser interpretados en armonía con el arminianismo. La única manera de determinar el significado del escritor sagrado en dichos casos es mediante la analogía de la Escritura. Puesto que la Biblia es la Palabra de Dios, ella es esencialmente consecuente. Por consiguiente, si encontramos un pasaje que aisladamente puede interpretarse de dos maneras, una de las cuales que armoniza con el resto de las Escrituras mientras que la otra no armoniza, estamos obligados a aceptar la primera. Es un principio reconocido de interpretación que los pasajes más oscuros han de ser interpretados a la luz de pasajes más claros, y no al contrario.
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