• 1- Examinándonos B. Lozano
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    ​Muchos de los que asisten a las iglesias no toman en serio la doctrina bíblica del arrepentimiento y se alejan del camino de salvación.  Si alguien te preguntase si eres salvo, quizá podrías decir rápidamente que estas seguro de que lo eres, pero también te debes preguntar: ¿cómo lo sabes?

  • 2- Examinando el fruto B. Lozano
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    Dios no quiere que supongamos que somos salvos sino que nos aseguremos  de  que  lo somos.  Pero ahora surge otra pregunta: ¿Y cómo puedo hacer esto?  ¿Cómo puede el creyente encontrar evidencias para poder confirmar su llamamiento y elección?  

  • 3- Evidencias de la salvación B. Lozano
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    ​La realidad que nos encontramos entre aquellos que se llaman pueblo de Dios, es que tienen cierto grado de iluminación pero nunca llegan a la conversión.  Y lo triste es que muchos piensan que ese conocimiento que han podido obtener de la Palabra de Dios es indicación de que son salvos, y sólo en eso se basan, cuando en realidad no lo son.

  • 4- La necesidad del autoexamen B. Lozano
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    ​¿Cómo podemos saber que hemos sido llamados?  Tenemos que comprobar si hay en nosotros evidencias de lo que Cristo produce en aquellos a quienes salva.   Tenemos que asegurarnos si se manifiestan las consecuencias contundentes de esa obra de Dios en nuestro corazón, en nuestra mente, y en nuestra vida.

  • 5- Malos aliados B. Lozano
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    ​Como ocurre habitualmente, las personas que se llaman cristianas, como lo hacía también el pueblo de Israel, tienen la increíble disposición de pasar por alto lo que Dios tiene que decir, y siguen los deseos de su corazón o las corrientes de moda social que anulan cualquier cosa que Dios haya dejado establecida. Una cosa es lo que Dios dice, y otra muy distinta lo que el hombre que se llama cristiano hace.

  • 6- Analizando patrones de conducta B. Lozano
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    ​El hombre en su ignorancia y ceguera vive pensando que tiene un grado considerable de bondad, que conserva un residuo notable de justicia, y piensa que no es tan malo como otros, vive sin preocuparse de su corazón porque sus males no son tan notorios e importantes, ya que están bien escondidos.  Así vive engañado pensando que es una persona buena, cuando la realidad es que tiene un corazón pervertido del que continuamente brota el mal. 

  • 7- Una motivación correcta B. Lozano
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    ​Debemos examinarnos con honestidad y sinceridad, con el deseo de conocer cual es el estado espiritual de nuestras almas.  No sólo debemos saber si estamos en la fe, sino también, si sabemos que sabemos que estamos en la fe, tratar de conocer en qué estado de salud espiritual se encuentran nuestras almas. 

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