Jesús crucificado,
mi salvador, mi paz,
fija en Tu amor mi vista,
junto a Ti quiero estar.
Tu muerte, Tu agonía,
Tu terrible penar
tener presente quiero
y humilde contemplar.
Herido, atormentado,
Jesús, Dios eternal,
me muestras cuánto encierra
el nombre de Jehová.
Dios es amor, me dices,
y esta excelsa verdad
la descubro en Tus penas
en Tu angustia sin par.
Tus hondos sufrimientos,
de Tu alma el afán,
me muestran muy patente
mi culpabilidad.
¡Oh! ¡Cuál fue mi caída
y condición fatal,
cuando todo un Dios quiso
venirme a levantar!
Morando en el Calvario,
confiando sin cesar,
contrito, mas gozoso
mi espíritu será.
Santidad y reposo
en Jesús hallará,
y en Su mente divina
se verá transformar. *