La providencia obra en nuestra vocación en esta vida
La providencia tiene su mirada puesta tanto en nuestro bienestar en este mundo como en el mundo por venir. No es una misericordia pequeña poseer un trabajo honesto y lícito. En ocasiones Dios llama a hombres para su servicio mientras que están trabajando en su vocación ordinaria. Amós y David eran pastores cuando Dios le hizo a uno profeta y al otro rey. (Amos 7:14-15 y Sal. 78:70 y 71) Pedro y Andrés eran pescadores cuando Cristo les llamó para ser “pescadores de hombres”. (Mat. 4:18-19) Algunas personas se quejan de que su trabajo es demasiado difícil y que les quita mucho tiempo. Yo contesto que la sabiduría de la providencia vio de antemano que este sería el empleo más adecuado y correcto en el cual pudieras servir a Dios. Si tuvieras más descanso y tranquilidad, podría tener más tentaciones y quizás tu salud no sería tan buena. “Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.” (Ecle.5:12) Si tienes deseos espirituales, puedes disfrutar de la presencia de Dios aún en tu trabajo y tendrás un tiempo libre durante el día cuando pueda orar y pensar en su palabra. Si usted es creyente, Dios le ha prometido que nunca le dejará. (Heb. 13:5) La providencia ha ordenado aquella posición en este mundo, que es lo mejor para su bien eterno. Se nos manda estar contentos con lo que tenemos, aunque pueda ser que no tengamos más que la ropa y la comida necesaria. (1 Tim. 6:8) El mandamiento dado a Adán en Génesis 3:19 es también para nosotros hoy en día. Debemos trabajar con todas nuestras fuerzas, en cualquier cosa que hagamos. Debemos tener cuidado de no descuidar nuestra relación con Dios por el deseo de enriquecernos. “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas.” (1 Tim. 6:9) Es Dios quien da el poder para obtener las riquezas. (Deut.8:18) No acepte ningún trabajo sobre el cual no pueda orar y pedir la bendición de Dios. (Sal.37:4-5) Esté satisfecho con la posición y el trabajo en los cuales la providencia le ha colocado. La providencia es más sabia que usted y ha planeado todas las cosas para su bienestar eterno.
La providencia en nuestra vida familiar
La providencia desempeña un papel especial en encontrar a nuestra pareja, y posteriormente en concedernos hijos. Esto se ve claramente en el caso de Abraham buscando una esposas para Isaac (Gen.24); en el don del niño Samuel concedido a Ana (1 Sam.1:20); en el nacimiento de Juan el bautista, hijo de Zacarías y Elizabeth. (Luc.1:13-14) Hay mucho de la providencia que se manifiesta al proveernos una pareja adecuada resultando en un matrimonio tranquilo y feliz. Esto es especialmente destacado cuando uno de los dos es el medio para traer el bienestar espiritual y eterno al otro. “Porque ¿Qué sabes tú, oh mujer, si quizás harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizás harás salva a tu mujer?” (1 Cor. 7:16) Cuando la pareja es creyente, cuán maravillosa fue la providencia que los condujo a una relación tan cercana, el uno con el otro en la tierra, y a la esperanza de la salvación eterna en el cielo. Gran número de hombres y mujeres no pueden disfrutar de estas buenas cosas. Si estas bendiciones le han sido concedidas a usted, no deje de agradecer a Dios y de vivir una vida que le alabe a El. El Señor espera recibir la alabanza cuando usted tenga confort. Pronto la muerte desintegrará la familia; entonces, viva de tal manera que el día de la separación sea dulce.
Beneficios providenciales para nuestras familias
Usted sabe de las promesas de Dios para con su pueblo: “Los leoncillos necesitan y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová, no tendrán falta de ningún bien.” (Sal.34:10) Seguramente “Ha dado alimento a los que le temen; para siempre se acordará de su pacto.” (Sal.111:5). Las misericordias de Dios “nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.”(Lam.3:23) Jacob le llamó “El Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día.” (Gen. 48:15)
Déjeme pedirle nuevamente que no se olvide del cuidado y la ternura de la providencia, las cuales usted ha experimentado en tantas y distintas maneras. ¡No desconfíe en la providencia para el futuro! Esto es lo que los hijos de Israel hicieron. Ellos dijeron: “He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas, y torrentes inundaron la tierra; ¿Podrá dar también pan? ¿Dispondrá carne para su pueblo?” (Sal.78:20) ¡Cuánta incredulidad aún después de haber visto el poder de Dios obrando a favor de ellos en tantas maravillosas maneras! Entonces, esté contento con la posición en la cual la providencia le ha colocado. Y si sobrevienen problemas, ore a Dios en su tiempo de necesidad y el no lo olvidará. (Isa.41:17 y Fil.4:6) Las aves del cielo no saben donde encontrarán su próximo alimento, pero Dios provee para ellas. (Mat.6:26) Recuerde su relación con Cristo y sus promesas para usted, y estará satisfecho con lo que tiene.
La providencia nos guarda del mal
La providencia nos guarda de los feroces ataques que Satanás hace a nuestras almas. Dios ha prometido que “Dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1 Cor.10:13) En un mundo de pecado, la providencia de Dios detiene el mal de la pecaminosa naturaleza humana a fin de que no se desborde como una enorme inundación. Cuando los hombres de Sodoma estaban llenos de malos deseos afuera de la casa de Lot, fueron repentinamente cegados e impedidos por la providencia. (Gen. 19:11) Abigail fue movida a salir para recibir a David justo a tiempo para detenerle de matar a su esposo Nabal y a sus hombres. (1 Sam.25:34) Cuando el rey bueno Josafat quería hacer amistad con el rey malo Ocozias, Dios le detuvo de hacerlo destruyendo sus naves. (2 Cron.20:35-37) Piense seriamente por un momento. Su naturaleza pecaminosa le ha arrastrado hacia el pecado y sin embargo la providencia le ha guardado de caer. Como el apóstol lo dice: “Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.” (Stg.1:14) Se encontraron a sí mismos como plumas en el viento de la tentación. Igual como el salmista, casi se deslizaron sus pies; por poco resbalaron sus pasos. (Sal.73:2) Cuán triste habría sido si el Señor no le hubiera rescatado tan misericordiosamente de tantas tentaciones. Le digo que son innumerables las misericordias de Dios que usted ha experimentado en tales actos de Su providencia. Entonces, sea agradecido y no piense que el hecho de haber escapado del pecado ha sido por accidente ni tampoco debido a su propia sabiduría y vigilancia. “Conservaos en el amor de Dios.” (Jud. 21) “Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón.” (Prov. 4:23)
Extracto del libro: el misterio de la Providencia, de John Flavel