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Es un consuelo incalculable saber que no estamos solos al intentar defender nuestra conciencia de los golpes de Satanás. ¿Es listo el diablo? Tu Dios lo es más aún, y te puede hacer volver a Él, sano y salvo, a través del diabólico laberinto de mentiras.

1. Dios utiliza las tretas del propio Satanás para hacer sabios a sus hijos

Con ellas desenmascara al diablo y descubre a los hijos de Belcebú, esa jauría del enemigo que demuestra tener el mismo arte que su padre infernal para molestar el alma de los cristianos. Estos son algunos “hijos del diablo” que envía Satanás para perturbar la paz del cristiano.

Quienes desentierran los antiguos pecados del cristiano, que Dios ha perdonado y olvidado, simplemente por turbar su alma y enturbiar su nombre, demuestran una malicia diabólica, tomándose la molestia de volver muchos años atrás por un puñado de barro que tirarle a la cara al creyente. Así Simei decía maldiciendo a David: “¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso!” (2 S. 16:7). Cuando te enfrentas a esta clase de reproches, respóndelos como hizo el teólogo francés Beza con aquellos que, a falta de mejores municiones, le acusaron de haber escrito en su juventud algunos versos profanos. Respondió: “Estos hombres me recuerdan la misericordia perdonadora de Dios”.

También los hay que esperan un tropiezo del cristiano para señalarle con el dedo y hacerle parecer un desgraciado, y a sí mismos mejores por comparación. Tales peones del diablo atraen sobre sí mismos una maldición, aunque no lo sepan. Considera a Amalec, el recuerdo de cuyo nombre amenazó Dios con borrar de debajo del cielo (cf. Dt. 25:19). ¿Recuerdas lo que hizo para merecer la ira de Dios? Hizo que sus soldados mataran a aquellos de la retaguardia de la compañía de Moisés que por debilidad no podían mantener el paso de los demás. No podemos imaginar peor crueldad; pero ante Dios es aun peor golpear con el filo de una lengua burlona a los débiles en la gracia.

Algunos malvados pecan con el fin de perturbar el alma de los cristianos. Tal vez hayas observado las acciones de un blasfemo. Cuando descubre la presencia de aquellos que aman al Señor y no aguantan que se tome su Nombre en vano, deliberadamente emplea un lenguaje malo que hace zumbar los oídos puros y turba las almas sensibles de sus oyentes. Este sinvergüenza golpea a padres e hijos a la vez. Cree que no basta con deshonrar a Dios, sino que insiste en que los cristianos observen y escuchen el agravio hecho a su Padre celestial.

Tal vez los peores sean aquellos que culpan al hijo de Dios por las consecuencias de sus propios pecados. Por eso llamó Acab al Profeta “el que turba a Israel”, cuando en realidad era él mismo, y la casa de su padre, los que tenían la culpa. Qué tristeza para Moisés el que los israelitas le hicieran responsable de la sangre de quienes murieron en el desierto. Dios mismo testifica que Moisés era su valedor constante, cuando en cualquier momento él hubiera levantado su mano para destruirlos.

Los mejores siervos de Dios en esta generación perversa están bajo la misma maldición. “Podemos agradecerles —dicen los profanos— todas las miserias de la nación; íbamos muy bien hasta que intentaron reformarnos”. ¡No culpes a la buena medicina administrada, sino al cuerpo corrompido de una nación incapaz de tragarla!

2. Dios utiliza las tretas de Satanás para hacer agradecidos a sus hijos

Ya sabes qué clase de piedras interpone el diablo en tu camino. Si hoy el camino es llano, ¡qué alivio y gozo para tu alma! Nadie supera a Satanás en crear problemas y, sin embargo, tú tienes la conciencia en paz. ¿Quién te da esa serenidad espiritual? Nadie más que tu Dios, que tiene vigilado a Satanás y no le dejará entrar en el jardín de tu alma. Satanás conspira para minar tu consuelo diariamente. Ese ladrón ve tus frutos agradables colgando del árbol y se le hace la boca agua; pero la valla es demasiado alta para trepar. Dios lo aleja de tu paraíso. No es la gracia de Dios en ti, sino el favor de Dios que te protege del maligno. ¿Qué más necesitas oír para que tu corazón se llene de gratitud?

3. Dios utiliza las tretas de Satanás para hacer cautos a sus hijos

No estás tratando con un necio, sino con un ser lo bastante astuto como para disipar tu consuelo y malograr tu gozo si no lo vigilas. Tu paz es aquel bocado delicado que él anhela. Es más fácil alejar las moscas de la comida en verano que repeler a Satanás de tu conciencia. Él ha robado a los cristianos muchos festines sabrosos, enviándolos vacíos a la cama; vigila siempre, porque te ronda a ti también.

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Extracto del libro:  “El cristiano con toda la armadura de Dios” de William Gurnall

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