Veamos algunos aspectos a tener en cuenta…
- Los incentivos para pecar
Los numerosos incentivos para pecar que abundan en todas partes, pero especialmente en las ciudades y las oportunidades de hacerlo a escondidas son un gran peligro. A la cabeza de todos estos tenemos que colocar el teatro, que es donde se encuentran las atracciones más poderosas y las seducciones más destructivas. No podemos decir nada que sea demasiado fuerte ni demasiado malo en cuanto a las tendencias perjudiciales de las bambalinas ni ninguna advertencia que sea demasiado seria o apasionada para prevenir que los jóvenes entren por sus puertas. Es enfática y particularmente el camino ancho y la puerta amplia que lleva a la destrucción.
Los temas principales de las representaciones dramáticas comunes llevan a corromper la mente juvenil apelando a las más inflamatorias, poderosas y peligrosas de sus pasiones. Las tragedias, aunque con algunos pasajes excelentes y nobles sentimientos ocasionales, por lo general, tienen el propósito de generar orgullo, ambición y venganza; mientras que las comedias, diseñadas al gusto del público y, por ende, las preferidas, son la escuela de intrigas, amoríos ilícitos y libertinaje.
Pero no es sólo el tema de la obra teatral misma que es corrupto, sino también lo es su presentación en el escenario con todos sus acompañamientos… Es un sentimiento malo, que se vale de todas las ayudas posibles para empeorarlo. Es un mal disimulado con todos los encantos de la música, pintura, arquitectura, oratoria y elocuencia, con todo lo que es fascinante en la hermosura femenina y lo deslumbrante de sus trajes… Aunque son muchas y grandes, sería fácil enumerar las impiedades a las cuales el teatro te expone… Despierta las pasiones más allá de lo que es moral y, por ende, induce una aversión por aquellos temas importantes y serios de la vida que no tienen más que su sencillez e importancia para recomendarlos. Enciende apetitos carnales y crea una pasión constante por satisfacerlos. No sólo endurece el corazón en contra de la fe cristiana, sino que el que ama el teatro nunca se acerca a la fe cristiana hasta haberse convencido de abandonar sus diversiones y, gradualmente, endurece la conciencia hasta hacerse insensible a la buena moralidad.
Las malas compañías son un peligro. Quizá más jóvenes hayan ido a su ruina por las malas compañías que por cualquier otro medio que podríamos mencionar. Muchos que han salido de su casa con un carácter sin mancha y una mente comparativamente pura, pero en realidad ignorante de los caminos del mal, quienes, sencillos y sin malicia no hubieran caído en la tentación de ninguno de los otros pecados burdos, han caído por la influencia nefasta y poderosa de amigos impíos. El hombre es un ser social y querer tener amigos es, especialmente fuerte en la juventud, época en que se les debe cuidar con más atención que en ninguna otra por el inmenso poder que ejerce sobre la formación del carácter. De cuando en cuando, podemos encontrarnos con un joven tan concentrado en sus ocupaciones, tan enfocado en cultivar su mente o tan reservado que no quiere compañía. Pero a la mayoría le gusta estar en sociedad y anhela disfrutarla y, si no tienen muchísimo cuidado en elegir a sus amigos, corren peligro de elegir los que les harán daño. Es casi imposible, joven, permanecer limpio en una sociedad sucia… y no cesarán hasta hacerte tan malo como ellos. Cuanto más simpáticos, amables e inteligentes seas, más peligrosa y engañosa es su influencia. El joven disoluto, de excelentes modales, alegre, buen temperamento e inteligente es el instrumento más pulido de Satanás para arruinar a las almas inmortales.
Las malas mujeres son de temer tanto como los hombres malos y aún más… Joven lector, mantente en guardia contra este gran peligro para tu salud, tu moralidad y tu alma. Donde quiera que vayas, encontrarás esta trampa a tus pies. Vela y ora para no entrar en tentación. Vigila celosamente tus sentidos, tu imaginación y tus pasiones. Una vez que cedes a la tentación estás perdido. Pierdes tu pureza. Tu alta estima se va por el suelo y te puedes entregar a cometer toda clase de depravaciones por pasión.
Juergas alcohólicas, aunque no tan común como una vez lo fueron ni como lo son otras tentaciones, sigue siendo lo suficientemente común como para destacarlas como un peligro… Sigue siendo la ambición de algunos jóvenes insensatos poder acostumbrarse a beber sin límites con sus compañeros. ¡Qué meta tan baja y sensual! Joven, así como no te acostarías en la sepultura de un ebrio, víctima de sus enfermedades y terminando sus días en la miseria y la peor desdicha, cuídate del sucio, degradante y destructivo hábito de beber. Recuerda las palabras del más sabio de entre los hombres: “¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura” (Pr. 23:29, 30). Estudia este incomparable y realista cuadro del bebedor y las consecuencias de beber, y comienza tu vida sintiendo horror por la ebriedad…Te lo vuelvo a decir y con el mayor énfasis posible: Comienza tu vida aborreciendo la ebriedad.
- Los métodos astutos de sus instigadores
Concluyo esta horrible lista de peligros mencionando el predominio de la impiedad y el afán, y los métodos astutos de sus instigadores y propagadores como otro peligro para la juventud. Nunca hubo una época cuando la impiedad estuviera más activa que ahora… Los esfuerzos de los incrédulos por difundir sus principios entre la gente común y la clase media son en este momento muy fuertes… El sistema [del socialismo], si es que sistema se le puede llamar… anuncia como su dogma principal que el hombre es totalmente una criatura de las circunstancias, que no es en ningún sentido el autor de sus opiniones y su voluntad, ni el originador ni apoyo de su propio carácter… Como si fuera poco horrorizar el pensamiento de la gente con un sistema tan monstruoso que la mentalidad pública y todos nuestros sentimientos sociales se espantan ante las afirmaciones descaradas de su autor, que son sus planes y su deseo abolir la institución del matrimonio y reconstruir a la sociedad sobre la base de una asociación ilegal de los sexos y la libertad sin restricciones del divorcio. A pesar de lo absurdo y desmoralizante de este sistema, muchos lo apoyan. La razón es evidente: Su propia inmoralidad es para ellos su recomendación. Sienten que si pueden creerlo, cometan los crímenes que cometan, ya no tienen que rendir cuentas y los remordimientos desaparecen. No tienen la culpa de ningún pecado, sino que la tienen las circunstancias que los llevaron a ese punto: Una manera rápida y fácil de ser villanos.
Es evidente que existe un vínculo estrecho entre la inmoralidad y la incredulidad y una reacción constante en algunas mentes. Un joven cae en tentación y comete un pecado, en lugar de arrepentirse como corresponde y le conviene, intenta acallar su conciencia convenciéndose que la fe cristiana es pura hipocresía y que la Biblia es falsa. Su infidelidad lo prepara ahora para caer más hondo en el pecado. Es así como el mal le pide ayuda al error y el error fortalece al mal y juntos, ambos llevan a su víctima a la ruina y al sufrimiento. Para guardarte de peligros como estos, estudia bien las evidencias de la revelación… [Cristo] en el corazón es lo único en que se puede confiar como una defensa contra los ataques de los incrédulos y la influencia de sus principios.
Qué día triste en los anales de millares de familia, cuando un hijo tras despedirse de sus padres, ha comenzado su periodo de pruebas y luchas en la gran empresa que es vivir la vida. En muchos casos, las lágrimas derramadas en esa ocasión han sido un triste presagio, aunque sin saberlo en ese momento, de muchas más que serían derramadas por las locuras, villanías y sufrimientos del desgraciado joven. La historia de diez mil hijos pródigos, de la muerte innecesaria de diez mil padres con el corazón destrozado y las profundas y pesadas desgracias de diez mil familias deshonradas son prueba de la realidad de los peligros que acechan al joven cuando se va de su hogar. Y en más peligro está el que ignora lo que le espera o, aun sabiéndolo, no le da importancia. Sonríe ante los temores de sus amigos y él mismo no siente ningún temor.
Joven amigo, hay esperanza si esta presentación te causa alarma, produce inseguridad y te motiva a mantenerte en guardia y ser cauteloso. Sin experiencia, confiando en ti mismo e impetuoso con todos tus apetitos a flor de piel y todas tus pasiones cada vez más fuertes, —con una viva imaginación, una curiosidad lasciva y un corazón sensible— ansioso de tomar tus propias decisiones, ávido por probar tus alas y, quizá ambicionando ser reconocido, estás en inminente peligro ante los apetitos de la carne y de la mente. Todos menos tú, se sienten ansiosos. Haz una pausa y considera lo que puedes llegar a ser: Un orgullo de la profesión que has escogido, un miembro respetable de la sociedad, un profesante santo de tu fe, un ciudadano útil de tu país, un benefactor en tu entorno y una luz del mundo. Pero así como puedes llegar a una gran altura, en igual medida te puedes hundir, porque así como se supone que la profundidad del mar depende de la altura de las montañas, las tenebrosas honduras de pecado y condenación en las que puedes caer, son comparables a las cimas de excelencia y felicidad a las cuales puedes ascender… Examina un momento el entorno que puedes ocupar y llenar de desgracias, desolación y ruina. Considera las oportunidades de destrucción que tienes a la mano y los estragos suicidas y criminales a los que te pueden llevar el pecado si cedes a su influencia y su poder.
Puedes arruinar tu reputación. Después de forjar con mucho cuidado durante años un buen nombre y conseguir el respeto y la estima de los que te conocían. “En apenas una hora, por ceder a alguna poderosa tentación, puedes manchar tu carácter, una mancha que las lágrimas no pueden jamás limpiar ni el arrepentimiento quitar, sino que será algo que todos sabrán y recordarán hasta que vayas a la tumba. Puedes convertirte en objeto de disgusto y aborrecimiento universal por parte de los buenos y ser el blanco de las burlas de los malos, de modo que mires donde mires, nadie te dará una sonrisa de complacencia. Cuántos en esta condición, comprendiendo amargamente que ‘sin un amigo, el mundo no es más que un desierto’ y en un arranque de desesperación, se han quitado la vida”.
Tu intelecto, fuerte por naturaleza y con capacidad de ser altamente cultivado puede, como una delicada flor, embrutecerse por descuido, ser pisoteado por concupiscencias groseras o ser quebrantado por la violencia. Tus sentimientos, que te fueron dados para que los disfrutes por medio de su uso virtuoso en esferas correctas, pueden pervertirse tanto que llegas a ser como muchos demonios que poseen y atormentan tu alma porque se obsesionan con cosas prohibidas y las practican en exceso. Tu conciencia, que te fue dada para ser tu monitora, guía y amiga, puede ser lastimada, entumecida y cauterizada al grado de tornarse insensible, ser muda, sorda e inútil para advertirte contra el pecado y para impedirlo o reprenderte por él. En suma, puedes destruir tu alma inmortal y ¿qué peor ruina hay como la del alma, tan inmensa, tan horrible y tan irreparable?
Puedes llegar a romperles el corazón a tus padres, hacer que tus hermanos y hermanas se avergüencen de ti, ser un fastidio y un estorbo para la sociedad, una ruina para tu patria, el corruptor de la moralidad juvenil, el seductor de la virtud femenina, el consumidor de las propiedades de tus amigos y, como cúspide de tus fechorías, puedes convertirte en el Apolión del círculo de almas inmortales en que te desenvuelves, enviando algunos a la perdición antes de llegar a ella tú mismo y causando que otros te sigan a la fosa sin fondo donde nunca escaparás de la vista de sus tormentos ni del sonido de sus maldiciones. ¡Cuán grande es el poder, qué maligna la virulencia del pecado que puede extender tanto su influencia y usar su poder con un efecto tan mortal, no sólo destruyendo al pecador mismo, sino añadir a otros en su ruina! Nadie va solo a la perdición, nadie muere solo en su iniquidad, y esto es algo que todo transgresor debe tener en cuenta. Tiene el carácter no sólo de un suicida, sino también de un asesino, y el peor de los asesinos porque es el asesino de las almas. ¡Qué posición crítica ocupas en este momento, con la capacidad de alcanzar tanta excelencia o hundirte en una ruina tan profunda y un sufrimiento tan intenso! Reflexiona. ¡Oh, sé sabio, comprende esto y considera tu final!
Tomado de Addresses to Young Men: A Friend and Guide (Consejos a los hombres jóvenes: Un amigo y guía), Soli Deo Gloria, una división de Reformation Heritage Books, www.heritagebooks.org.
John Angell James (1785-1859): Predicador y autor congregacionalista británico; nacido en Blandford Forum, Dorset, Inglaterra.
Dios sabe qué es la piedad porque Él la creó, Él la sostiene, está comprometido a perfeccionarla y se deleita en ella. ¿Qué importa si eres comprendido o no por los demás siempre y cuando seas comprendido por Dios? Si Él conoce esta oración secreta, no trates de que otros también la comprendan. Si tus motivaciones son discernidas en el cielo, no te importe si lo son o no en la tierra. Si tus designios —los grandes principios que lo mueven— son tales que te atreves a hacerlos tu alegato en el Día del Juicio, no necesitas detenerte y defenderlos ante una generación burlona y mordaz. Se piadoso y no temas. Y si te malinterpretan, recuerda que tu personalidad ha muerto y se encuentra sepultada entre los hombres, y habrá “una resurrección de las reputaciones”, al igual que de los cuerpos. “Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre” (Mt. 13:43). Por lo tanto, no temas poseer esta personalidad peculiar porque aunque se malentienda en la tierra, se entiende bien en el cielo.
— Charles Spurgeon
El verdadero cristiano tiene que ser un esposo como lo fue Cristo a su Iglesia. El amor de un esposo es especial. El Señor Jesús tiene por la Iglesia un afecto único que la coloca por encima del resto de la humanidad. “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo” (Jn. 17:9). La Iglesia escogida es la favorita del cielo, el tesoro de Cristo, la corona sobre su sien, la pulsera de su brazo, la coraza de su corazón, el centro mismo de su amor. El esposo debe amar a su esposa con un amor constante, pues así ama Jesús a su Iglesia… El esposo debe amar a su esposa con un amor imperecedero porque nada “nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Ro. 8:39). El esposo fiel ama a su esposa con un amor fuerte, ferviente e intenso. No es de labios solamente. ¡Ah! Amados, ¿qué más pudo haber hecho Cristo que lo que hizo como prueba de su amor? Jesús tiene un amor gozoso por su esposa: Valora su afecto y se goza en ella con dulce complacencia. Creyente, te maravillas ante el amor de Jesús, lo admiras, ¿lo estás imitando?
—Charles Spurgeon