Vamos a ver cómo nuestra unión con Cristo afecta la vida y la práctica como cristianos. No podemos mirar todos los aspectos de esta vida, y no podemos estudiar ninguno de ellos en detalle. Es más, no podemos pensar que la unión con Cristo es la única verdad que se aplica al aspecto práctico del cristiano. Por ejemplo, al pensar en nuestra relación con otros creyentes, tengamos presente que hay otras verdades también que la rigen. La unión con Cristo es una de las muchas.
El creyente delante de Dios
Si, el creyente comprende de una manera inteligente la unión con Cristo, este entendimiento le va ayudar mucho de la siguiente manera:
- Para lograr estabilidad espiritual
- Para progresar en su santificación personal
- Para crecer en la comunión consciente en Cristo.
El creyente puede no entender completamente la unión con Cristo, pero debe aceptar esta doctrina por la fe. Hay algunos creyentes que han experimentado en parte las tres bendiciones que mencionamos, pero que poco entienden de esta doctrina. Sí, la santificación es progresiva y el crecimiento en conocimiento es parte de ella. Cuanto más entendemos y creemos respecto a nuestra unión con Cristo, más gozaremos de la estabilidad espiritual, la santificación personal, y la comunión consciente con Cristo.
1. La estabilidad espiritual
Existe en cada hijo de Dios un conflicto con el pecado. El pecado permanece y causa problemas. El mundo presiona al creyente. Hay tensión en su vida porque desea la perfección, pero no puede alcanzarla. Esta tensión produce inestabilidad. Cuando ora, sabe que está en un estado de gracia y al mismo tiempo es consciente de su pecado.
En esta situación, ¿cómo puede ayudar la unión del creyente con Cristo? La Biblia dice que no hay condenación para los que están en Cristo Jesús (Rom. 8:1). Por lo tanto, cuando el creyente ora, debe recordar que su posición en Cristo no cambia aun cuando no lo sienta.
La Biblia dice que Dios ha puesto al creyente en Cristo (1 Cor. 1:30). Dice que Cristo es la sabiduría de Dios y el da la respuesta de Dios a nuestras necesidades espirituales profundas. La pregunta más importante que alguien puede hacerse es: ¿Cómo puedo estar bien con Dios? La respuesta es que Cristo es nuestra justicia.
La siguiente pregunta debe ser: ¿Cómo puedo ser librado del pecado? El mismo versículo responde que Cristo mismo es nuestra santificación. Esto quiere decir que los creyentes, al estar en Cristo, están separados de la polución del pecado.
Una tercera pregunta debe ser: ¿Cómo puedo ser libre del poder del pecado? Nuevamente, el mismo versículo responde que Cristo es nuestra redención.
Cuando los creyentes han pecado, deben descansar en estas verdades. Muchos cristianos son como las personas a quienes se refiere Efesios 4:14, «niños fluctuantes llevados por doquier de todo viento de doctrina». Parece que ellos nunca alcanzan estabilidad. El caso puede ser que nunca han entendido de verdad su unión: con Cristo. Los creyentes deben vivir en El, arraigados y sobre edificados en El» (Col. 2:7). Este versículo habla de la estabilidad. El versículo 10 del mismo capítulo dice que Dios nos ha dado «plenitud» en Cristo; en Él nos hallamos completos. Entonces no se necesita ninguna cosa adicional a Cristo, ninguna experiencia de crisis o especial. Pero sí tenemos que perseverar para entender más de «todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento» de los cuales habla este capítulo también (versículo 3). De esta manera crecemos en la estabilidad espiritual.
2. La santificación personal
¿Qué hace el creyente acerca del pecado que permanece en su vida? Romanos capítulo 5 termina hablando de la gracia de Dios identificándola más fuerte que el pecado. Y Romanos 6 empieza con la pregunta: » ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?» Pablo da la respuesta a esta pregunta explicando la posición del creyente: está unido a Cristo en su muerte, sepultura, y resurrección. «Consideraos muertos al pecado», dice el versículo 11. En los siguientes versículos, Pablo dice que el pecado quiere dominar. Pero al entender y confiar en la unión con Cristo, los creyentes tienen que darse cuenta de que ellos han muerto al pecado pero viven para Dios. Ellos no necesitan y no pueden seguir en el pecado; deben entonces oír la Palabra de Dios y obedecerla. Colosenses 3 también describe la posición de los creyentes. Hemos resucitado con Cristo. Ellos deben entender y creer esto y vivir y comportarse de acuerdo con esta convicción.
1 Corintios 6 nos dice que los cuerpos de los creyentes son miembros de Cristo (ver.15). «El que se une con el Señor, un espíritu es con Él.» (ver.l7). Sin duda, el cuerpo» es para el Señor» (ver.13) es decir, que el cuerpo debe glorificar al Señor: De acuerdo a esta verdad, ¿cómo puede el creyente unirse a una prostituta? (ver.16).
El cuerpo de los creyentes pertenece a Jesucristo. Por tanto, la doctrina de la unión con Cristo tiene que ver con la santificación personal.
3. La comunión consciente con Cristo.
En el matrimonio, el esposo y la esposa tienen una comunión consciente el uno con el otro. Ellos no deben promover tensiones, sino resolver sus conflictos. Esta es la misma clase de comunión de los creyentes con Cristo. Los creyentes son llamados a la comunión con el Hijo de Dios (1 Cor. 1:9). Juan nos dice que tenemos comunión con el Padre y con su Hijo (1 Juan 1:3). El creyente se ha casado con Cristo (Rom. 7:4). Efesios capítulo 5 nos habla del paralelo entre la relación de los esposos entre sí, y Cristo con su iglesia.
Juan 15 nos dice que tenemos comunión con Cristo a través de su Palabra. Permaneced en mí y yo en vosotros» (ver.4). «Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros.» (ver.7). Cristo permanece en nosotros por su Palabra. El Espíritu toma la Palabra y nos revela a Cristo
Nosotros también permanecemos en Él cuando obedecemos su Palabra. La doctrina de la unión con Cristo es importante si queremos experimentar una comunión consciente con Él.
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Extracto tomado del libro: Unión con Cristo, de Albert N. Martin