Amados hermanos en Cristo
Gracias amados hermanos por haber orado por nosotros durante nuestro reciente viaje a Puerto Príncipe.
Más de 100 iglesias del área de Puerto Príncipe estuvieron representadas por sus pastores y líderes, el primer día se dieron cita 166 pastores y lideres y al día siguiente el número se duplicó.
El pastor Sugel Michelen predicó sobre el tema: “Una perspectiva Bíblica de los terremotos”, el pastor Eduardo Saladin, predicó sobre la “Importancia de la consejería bíblica en medio de la crisis”, y un servidor predicó sobre “Nehemias, un modelo en la reconstrucción de Jerusalén”.
Oren para que el Señor levante los brazos caídos y las rodillas paralizadas por el terremoto, que use los sermones para producir un avivamiento en la vida de de ellos.
Oren que el Señor le de sabiduría al equipo de trabajo que conformamos (Iglesias Bautistas Sirviendo a Haiti) con la Fundación Esperanza para desarrollar diferentes proyectos en la devastada ciudad de Puerto Principe.
Mis palabras son muy escasas y mi entendimiento muy corto para describir la situación que están viviendo aquellos cuyas casas fueron destruidas por el terremoto.
Tenemos 1.2 millones de personas viviendo bajo carpas hecha de lona, o de sabanas viejas, o bajo pequeñas tiendas de campañas.
Mujeres y hombres, ancianos, niños y niñas se encuentran apiñados bajo esos cobertizos en un espacio que no excede los 2 metros cuadros, durante el día la temperatura producida por el candente sol caribeño asciende a 35 ó 36 grados.
En esos pequeños espacios deben cocinar, comer, bañarse, y hacer sus necesidades fisiólogas. La basura, el mal olor y la mugre que rodea y sale de esos espacios abiertos, convertidos en campamentos, donde conviven esos desafortunados del terremoto, nos revelan el destino que les aguarda, si la mano de Dios no mueve la comunidad internacional para socorrer a esa gente.
Si antes del terremoto muchos tenían que recurrir a las galletas de tierra para calmar el hambre, ahora, cuando los pocos medios de producción fueron arrasados en la ciudad y una sequía de varios meses ha aniquilado su pobre agricultura en los campos, tendrán que poner a prueba su capacidad de superviviencia en su máxima expresión.
Oren para que el Señor siga multiplicando nuestros panes y peces, a fin de que nuestra mano generosa siga llegando hasta ellos con un bocado de pan junto a la comunidad internacional.
Atte. Pastor Francisco Guzmán, Iglesia Bautista de la Trinidad, Republica Dominicana
24 de marzo de 2010
Gracias amados hermanos por haber orado por nosotros durante nuestro reciente viaje a Puerto Príncipe.
Más de 100 iglesias del área de Puerto Príncipe estuvieron representadas por sus pastores y líderes, el primer día se dieron cita 166 pastores y lideres y al día siguiente el número se duplicó.
El pastor Sugel Michelen predicó sobre el tema: “Una perspectiva Bíblica de los terremotos”, el pastor Eduardo Saladin, predicó sobre la “Importancia de la consejería bíblica en medio de la crisis”, y un servidor predicó sobre “Nehemias, un modelo en la reconstrucción de Jerusalén”.
Oren para que el Señor levante los brazos caídos y las rodillas paralizadas por el terremoto, que use los sermones para producir un avivamiento en la vida de de ellos.
Oren que el Señor le de sabiduría al equipo de trabajo que conformamos (Iglesias Bautistas Sirviendo a Haiti) con la Fundación Esperanza para desarrollar diferentes proyectos en la devastada ciudad de Puerto Principe.
Mis palabras son muy escasas y mi entendimiento muy corto para describir la situación que están viviendo aquellos cuyas casas fueron destruidas por el terremoto.
Tenemos 1.2 millones de personas viviendo bajo carpas hecha de lona, o de sabanas viejas, o bajo pequeñas tiendas de campañas.
Mujeres y hombres, ancianos, niños y niñas se encuentran apiñados bajo esos cobertizos en un espacio que no excede los 2 metros cuadros, durante el día la temperatura producida por el candente sol caribeño asciende a 35 ó 36 grados.
En esos pequeños espacios deben cocinar, comer, bañarse, y hacer sus necesidades fisiólogas. La basura, el mal olor y la mugre que rodea y sale de esos espacios abiertos, convertidos en campamentos, donde conviven esos desafortunados del terremoto, nos revelan el destino que les aguarda, si la mano de Dios no mueve la comunidad internacional para socorrer a esa gente.
Si antes del terremoto muchos tenían que recurrir a las galletas de tierra para calmar el hambre, ahora, cuando los pocos medios de producción fueron arrasados en la ciudad y una sequía de varios meses ha aniquilado su pobre agricultura en los campos, tendrán que poner a prueba su capacidad de superviviencia en su máxima expresión.
Oren para que el Señor siga multiplicando nuestros panes y peces, a fin de que nuestra mano generosa siga llegando hasta ellos con un bocado de pan junto a la comunidad internacional.
Atte. Pastor Francisco Guzmán, Iglesia Bautista de la Trinidad, Republica Dominicana
24 de marzo de 2010