En BOLETÍN SEMANAL
Sed llenos del Espíritu: No puedo estar lleno de vino y del Espíritu Santo al mismo tiempo; no puedo ser lleno de pecado y del Espíritu Santo a la vez; ambos son mutuamente incompatibles. "No hay comunión entre la luz y las tinieblas, entre Dios y Belial" (2 Cor. 6:14-16). Si realmente soy creyente, debo saber cual es mi prioridad y hacia donde debo caminar.​

Si tenemos deseos de seguir siendo llenos del Espíritu, hay algunas cosas que debemos de hacer. ¿Cuáles son?
Primero, permítanme enumerar las negativas. Si tengo que seguir siendo lleno del Espíritu, no debo contristar al Espíritu. Esa expresión la encontramos en Efesios 4:30: «y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención». ¿Qué significa esto? Significa que si nos sometemos a cualquier cosa opuesta al Espíritu, ya no estaremos bajo su control. Si yo permito que mis deseos y pasiones me controlen, ya no me controlará el Espíritu Santo. «El deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí» (Gál. 5:17). Si yo deseo ser lleno y controlado por el Espíritu, debo evitar que me controlen mis deseos y pasiones y malos apetitos. Tampoco debe controlarme el diablo. Debo resistir al diablo y también debo resistir al ‘mundo’. Eso es obvio; no debo contristar al Espíritu. Si yo vivo una vida de pecado, lo estoy contristando; y si El está entristecido, no me controla. En ese caso se retira de mí. Estamos tratando, recordad, con una Persona de la Trinidad. Por eso debo tener mucho cuidado y, desde el punto de vista negativo, no contristarlo de ninguna forma, en ninguna manera. El Espíritu Santo es comparado con una paloma: apacible y sensible. 
Del mismo modo, tampoco debo ‘apagar’ al Espíritu. El Espíritu está en el interior de una persona, estimulándola, dándole ideas, produciendo pensamientos y haciendo sugerencias. Cada vez que lo rehúso o lo rechazo, cada vez que digo «no, espera un momento, primero quiero hacer esto y luego…» estoy apagando al Espíritu. Y en esa misma medida estoy dejando de ser controlado por el Espíritu. Esto es algo voluntario, algo que está bajo mi control. Si lo rechazo deliberadamente, si deliberadamente hago cosas que Él no aprueba, estoy dejando de ser controlado por el Espíritu. En tal caso no disfrutaré las bendiciones que vienen por el hecho de ser controlado por el Espíritu.
Pero vayamos a las cosas positivas. Estas son las más importantes. Las negativas, seguramente, son evidentes. No puedo estar lleno de vino y del Espíritu Santo al mismo tiempo; no puedo ser lleno de pecado y del Espíritu Santo a la vez; ambos son mutuamente incompatibles. «No hay comunión entre la luz y las tinieblas, entre Dios y Belial» (2 Cor. 6:14-16). Claro que esto es fundamental. Debemos dejar de entristecer al Espíritu, debemos resistir al diablo, debemos controlar el cuerpo, debemos luchar contra los vestigios y remanentes de pecado que están en nosotros. Esa es la primera parte, pero es una parte negativa.
¿Cuál es la parte positiva? ….Debemos comprender que Él está en nosotros. El Espíritu Santo está en cada cristiano. «¿O ignoráis», dice el apóstol a los corintios, «que vuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?» (1Cor. 6:19). Esto es lo primero. Y por el hecho de olvidarlo constantemente, no somos llenos del Espíritu y entonces no somos controlados por Él.
¿Has notado cómo lo expresó nuestro Señor? El Señor estaba a punto de dejar a sus: discípulos y su estado de ánimo estaba decaído. Entonces Él les dijo: «No se turbe vuestro corazón». No os entristezcáis. «No os voy a dejar sin consuelo», lo que significa, «No os voy a dejar como huérfanos, os enviaré otro consolador» (Jn. 14). «Voy a enviaros a alguien que hará lo que yo estuve haciendo mientras estuve entre vosotros. Cuando os visteis en dificultades os volvisteis a mí, ustedes me habéis planteado preguntas. Yo siempre he estado aquí para responderos. Por el hecho de afirmar que me iré, decís: ‘¿qué haremos ahora?’, pero no os preocupéis, os voy a enviar ‘otro consolador’. Voy a enviaros otro abogado, alguien que estará siempre con vosotros.
 El modo de seguir siendo controlados por el Espíritu Santo es recordar que Él está presente ‘un huésped lleno de gracia y dispuesto’ dentro de nosotros, morando en nuestro interior. Hemos de repetirnos a nosotros mismos estas palabras de las Escrituras. Deberíamos comenzar nuestro día diciéndonos algo semejante a esto: «El Espíritu Santo está habitando en mí, él está en mi cuerpo; mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo quien está viviendo y habitando en mí. Debo recordarlo».
Permítanme usar una ilustración sencilla. ¿Qué hacen los padres que tienen hijos pequeños cuando un huésped o un amigo están con ellos en casa? Los niños tienen la tendencia de despertarse temprano. ¿Qué les dicen los padres entonces? Les decimos: «Guardad silencio para no molestar a nuestro huésped». Les recuerdan que este huésped está en la casa y les dicen a los niños: «Ahora tened cuidado, no gritéis, estad quietos….». Eso es precisamente lo que nosotros debemos de hacer para seguir siendo controlados por el Espíritu Santo. Hemos de recordar que Él está presente, Él está en mí, Él habita en mi interior. Sin no somos conscientes de esto, nunca seremos controlados por Él. 
Extracto del libro: «Vida nueva en el Espíritu», de Martin Lloyd-Jones

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