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​“Esto sé también.”—Tú Timoteo, en las otras instrucciones que te he dado de cómo comportarte en la casa de Dios, mediante el cual puedas ser establecido como un patrón hacia todos los ministros del evangelio en futuras generaciones, debo agregar esto también, “Esto sé también”. Pertenece a tu deber y ministerio saber y considerar el juicio inminente que se aproxima a las iglesias. “Y entonces, como una justificación de mi presente presentación, si Dios me capacita para ello, debo sentar como precedente que es deber de los ministros del evangelio prever y tomar nota de los peligros en los cuales las iglesias están cayendo. ¡Y que el Señor nos ayude, y que todos los otros ministros sean despertados hacia ésta parte de nuestra obra!

 Si nosotros advertimos a las iglesias de estos peligros que se aproximan, cumplimos nuestra misión; si no lo hacemos, su sangre será exigida en nuestras manos. Ezq 33
El Espíritu de Dios previó que la negligencia fuera a crecer en nosotros en este asunto, y por lo tanto la Escritura solo propuso por un lado obligación y por el otro requiere la sangre de las personas en las manos de los atalayas, si no cumplen su obligación.
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