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Si miramos hacia atrás al principio de nuestra salvación, es decir, hasta donde la Biblia nos permite mirar y no hasta donde nuestra curiosidad nos llevaría, Efesios 1:4 nos dice que Dios planificó la salvación e hizo que existiera según su propósito eterno. Dios hizo esto de acuerdo con su gracia soberana y su poder. La Biblia usa la palabra “elegir”, “elección”, “elegido”, “predestinar”, “predestinación”, “presciencia”, y “conocer antes”, todas las cuales nos dicen que la salvación tiene sus raíces en el plan eterno de Dios. La elección es la selección eterna, bondadosa, y soberana de ciertos pecadores para vida y salvación. 

Pero, notad el énfasis en Efesios 1:4. No es el hecho de que Dios nos escogió, sino el de escogernos en Él, es decir, en Cristo. ¿Qué quiere decir esto? Toma nota de lo que dice. No dice que Dios nos escogió para que pudiéramos estar en Cristo, ni porque nosotros escogeríamos a Cristo. Las Escrituras aquí quieren decir que el Padre nos mostró su favor solamente porque nos veía en Cristo y nunca porque nos miraba a nosotros mismos. Tampoco nos miraba con favor separado de su Hijo. Aquellos que Él escogió estaban en Cristo. Por otro lado, Dios no pensó en Cristo el Redentor separado de los que estaban en Él. Cuando Jesús estaba en la tierra, dijo que el Padre le había confiado un grupo de personas. Dijo: «Yo te he glorificado; he acabado la obra que me diste. Ahora, pues, Padre, glorifícame tú…» (Juan 17:5). Tal lenguaje es el de un pacto. Hablando de esto podemos usar las frases» el pacto de gracia», o «el pacto de la redención», o «el consejo de paz» porque hablan del acuerdo entre el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, un acuerdo hecho desde antes de todos los tiempos con el fin de asegurar la salvación de un pueblo» en Cristo».

 Pablo habla del mismo tema en 2 Timoteo 1:9: «Dios nos llamó antes de los tiempos de los siglos.» ¿Qué significa esto? Nosotros que vivimos afectados por el tiempo tenemos mucha dificultad para comprender en un todo las verdades eternas. Sólo podemos decir que la unión con Cristo se halla en el puro principio de nuestra salvación. Cuando Dios pensó en nuestra salvación, nos vio en unión con Cristo, su propio Hijo Amado. Nos escogió en Él. Si eres creyente, te suplico que leas Efesios 1. Léelo con tiempo y detenimiento, y luego invierte tiempo alabando a Dios por haberte escogido en Cristo desde antes de la fundación del mundo. Dios hubiera podido destinarte para la condenación, pero no lo hizo. Mas bien, antes de la fundación del mundo planificó salvarte en Cristo. 

Debemos tratar de entender las Escrituras tanto como sea posible, pero lo que no podemos hacer es añadir algo más de lo que ella enseña. “Las cosas reveladas son para nosotros” (Deuteronomio 29:29). Efesios 1:4;  II Timoteo 1:9 son verdades que Dios se ha revelado y por eso tenemos que aceptarlas.

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 Extracto tomado del libro: Unión con Cristo, de Albert N. Martin

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